
Ya son varias semanas de lo que se pudiera llamar precampañas al interior de los partidos políticos, ideadas éstas con la finalidad de sacar al candidato tanto de MORENA como de la coalición PRI, PAN y PRD denominada “Va por México”. Y aunque se dice que son campañas al interior de los partidos, única y exclusivamente con sus militantes, con la finalidad de que su membresía defina quién debe ser su candidata o candidato, en el caso de MORENA esto no es verdad. Sólo los muy ingenuos creen que así será el procedimiento, cuando la realidad –y conociendo al presidente López Obrador– es que AMLO ya tiene decidido, desde antes de que se le ocurriera el despectivo mote de “corcholatas” con que bautizó él los aspirantes a la candidatura, quién será el candidato por su partido a la presidencia de la República, que no es otra que Claudia Sheinbaum. O al menos así era hasta hace unas semanas, antes de que apareciera en escena Xóchitl Gálvez, precisamente de la mano de López Obrador quién sin proponérselo fue el que la encumbró en el ánimo nacional al darle un maltrato cuando quiso la senadora hacer uso de su derecho de réplica en la mañanera. López Obrador fiel a su estilo se encerró en el castillo de la pureza en donde vive como todo un rey y no atendió la orden de un juez, no permitiéndole acceder al salón de la tesorería, que es en donde se llevan a cabo las mañaneras. Esta acción fue la que engrandeció a Xóchitl Gálvez y la puso de manera inopinada en primera línea de la competencia por la candidatura tanto en la coalición “Va por México” como en el ánimo de la población a nivel nacional. Y aquí hago un paréntesis: luego de observar cómo la gente ha reaccionado de manera tan significativa mostrándole sus simpatías y apoyo a sus pretensiones políticas a Xóchitl, de manera incondicional, pensando que ella es la única que puede en un momento dado sacar de Palacio Nacional a Andrés Manuel y junto con él a toda su gavilla. ¿Cómo es posible que los demás contendientes de “Va por México” sigan pujando para tratar de alcanzar la candidatura? Cualquiera que fuera el candidato de ellos no tendría nada que hacer frente al candidato de MORENA. Aunque el candidato morenista fuera Adán Augusto o Monreal. Y menciono a estos dos porque son los más débiles de las cuatro corcholatas. A Noroña y a Manuel Velasco no tiene caso ni mencionarlos, sólo están de relleno. Pero en el caso de los aspirantes de la coalición, tanto Creel como De la Madrid, Beatriz Paredes, etc. No ganarían ¡jamás! una elección a los morenistas. Pero sin duda que Xóchitl Gálvez sí tiene más posibilidades. Y es tal el fenómeno éste de Gálvez que incluso ya está imponiendo una moda. El día de ayer leía en la sección de Reforma, que viene incluida en este su diario EL HERALDO, el artículo que escribe Guadalupe Loaeza y ahí da cuenta de cómo el fin de semana pasado que fue al salón de belleza, se percató como varias muchachas y señoras querían que las peinaran como Xóchitl. Y algunas mencionaban que eran “Xóchitl Lover”. Hasta ese punto está llegando la popularidad de la senadora panista. El artículo de Loaeza está muy interesante, como casi todos los que ella escribe los lunes y jueves. Como se podrá observar, Xóchitl Gálvez vino a poner interesante la contienda, mientras que, por otro lado, la competencia entre las corcholatas se ha puesto aburrida. Como muy desganada, sin sorpresas relevantes y en donde la misma participación de la población es a fuerza, pues las fuerzas morenistas son las que acarrean a la gente a los mítines y la gente va sin saber siquiera a quién van a apoyar. Y eso se ha visto en algunos reportajes televisivos en los que les preguntan a los asistentes a quién fueron a apoyar y la mayoría de las respuestas de la gente es: “no sé, a nosotros sólo nos trajeron de nuestra comunidad o colonia, pero no sabemos a quién estamos apoyando”. Así mismo cada corcholata tiene su estilo para hacer sus mítines, por ejemplo, Claudia Sheinbaum hace sus eventos como los hacía el PRI hace ya varios años. No tiene creatividad y si uno escucha lo que dice en los actos, son repeticiones de las cantaletas del presidente, no hay una idea propia y sus mítines son los mítines típicos para personas acarreadas en plazas con 15 mil personas. Ella sólo repite el mismo casete en todos los eventos y se le ve fatigada repitiendo el protocolo, el guion, que ya trae bien aprendido lo cual se ve que ya la tiene harta, sobre todo porque ella ya ha de haber sentido que era la elegida y no tenía para qué meterse a esa precampaña tan tediosa y que la está desgastando tanto. Ha llegado al grado de que cuando no le hacen preguntas a modo o le hacen preguntas incomodas contesta: “¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué me estás haciendo esas preguntas? Los reporteros son agudos e incisivos. Ese es el periodismo, pero ella reacciona muy mal porque ella creía que simplemente era una gira de compromiso, ahora sí que para taparle el ojo al macho, pero con su actitud está demostrando muchas carencias emocionales, intelectuales y políticas para la pelea dura que va a haber frente a la oposición. Con lo anterior se demuestra que la irrupción de Xóchitl sí está generando una nueva dinámica y la razón es simplemente de contraste.
El tema de todo esto, al final de cuentas, es que una precampaña que parecía un día de campo para MORENA, que López Obrador lo percibió como el cerrojazo final de su elegida. Se le está empezando a complicar y para su desgracia se le va a complicar más conforme pase el tiempo.