
Con el paso de las generaciones, se han logrado evidenciar diferentes factores que perjudican a las y los estudiantes de todos los niveles. Temas que antes se contemplaban como “tabú” o que no se les daba importancia, ahora están formando parte de la agenda pública: la discriminación escolar, la atención socioemocional, etc. Por ello, en esta ocasión quisiera abordar un tema que requiere estudiarse y aplicarse a nivel estatal: la vulnerabilidad emocional en las aulas y la perspectiva de género.
Parte fundamental del desarrollo integral de las y los estudiantes es su bienestar emocional, por ello, si el Estado no se encarga de contemplar medidas para tratar dicha situación, no podemos afirmar que se está garantizando el derecho a la educación (y tratándose de alumnos menores de edad, no podemos decir que se aplica el principio del interés superior de la infancia, principios inscritos en la Constitución en los artículos 3° y 4°). Así mismo, la perspectiva de género queda aún más distante en esta discusión, toda vez que en las aulas suelen normalizarse discursos misóginos que impactan en el aprovechamiento de las niñas y niños (principalmente por cargas sexistas que les inhiben de realizar actividades debido a su género). Antonio Villalpando y Katia Carranza señalan, en su artículo denominado “Las emociones y la escuela: género y vulnerabilidad”, publicado en la revista Nexos, que “… a pesar de que existe una red de apoyo institucional para las mujeres, no necesariamente sucede lo mismo para las niñas, específicamente en edades donde requieren más empatía, comprensión, acompañamiento y escucha de parte de sus pares y de los adultos cercanos; si queremos disminuir la atención que reciben las mujeres adultas, debemos centrarnos en la atención y cuidado de las niñas y jóvenes”. En otras palabras, si queremos tratar de manera eficiente este problema público, es urgente generar intervenciones desde las primeras edades y, bajó una óptica de perspectiva de género, contemplar las diferentes circunstancias que afectan el entorno de las alumnas y proponer alternativas de solución más eficientes.
Recientemente, el Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA) publicó los resultados de una investigación que efectuaron en nuestra entidad, en la cual lograron ubicar a 50 mil alumnos en rezago educativo. Con estas cifras, el instituto podrá planificar programas más certeros para combatir esta problemática educativa y establecer intervalos de acción medibles (en pocas palabras, se cuenta con evidencia para monitorear la efectividad de dichas decisiones). En el mismo sentido, es vital que las autoridades escolares y todo el aparato estatal contemple la posibilidad de intervenir en el tema socioemocional de las y los estudiantes. La educación en línea y el aislamiento social tuvo, inminentemente, repercusiones en nuestra salud mental, detonando o agravando diversos padecimientos que pueden estar afectándonos a pesar de no estar conscientes de ello. Es así que el IEA podría, en conjunto con el Instituto Municipal de la Salud Mental (IMASAM), lanzar un levantamiento para evaluar el estado socioemocional en el que se encuentran las y los alumnos a nivel municipal, obteniendo una base cualitativa o cuantitativa para delimitar un campo de acción y, de la mano de asesores psicopedagógicos, psicólogos y miembros de la comunidad escolar, elaborar un plan de acción que permita fomentar estrategias de atención y prevención, así como darle visibilidad a dicha problemática (es decir, a la par realizar una campaña de desmitificación o desestigmatización de la salud mental).
Finalmente, debemos entender que el sector educativo está íntimamente relacionado a diferentes áreas, por ello, si queremos realmente garantizar una educación integral y de calidad, debemos obtener información e interpretarla bajo diferentes enfoques (en este caso, el de perspectiva de género) y así construir políticas públicas que permitan al Estado tomar cartas en el asunto de manera eficaz. Las niñas y niños son el futuro de nuestro país, por ello, si queremos cimentar las bases de un mejor porvenir, es de suma importancia contemplar planes que aborden diferentes problemáticas desde el sector educativo.