Christian Medina
Dentro de la Historia Regional de Aguascalientes y gracias a los enormes esfuerzos que los investigadores han realizado en diferentes temas durante las últimas décadas, se ha llegado a tener un panorama relativamente completo de cómo nació y creció Aguascalientes y su región desde el punto de vista histórico, sobre todo a partir de las postrimerías del siglo XVI. Todo ello a partir de la búsqueda de datos en archivos locales, nacionales e internacionales que, en mayor o menor medida, han aportado legajos y documentos que, al paso del tiempo, han permitido ir armando el rompecabezas de nuestro pasado.
Pero tal vez ha sido esa misma falta de documentos y archivos de épocas más remotas, es decir, de la etapa prehispánica, lo que llevó a que por mucho tiempo se considerara que antes de la llegada de los primeros colonizadores españoles y sus aliados indígenas, el Aguascalientes prehispánico estaba reducido a ser una tierra habitada por grupos nómadas que recibían el nombre genérico de “Chichimecas”.
Este panorama planteado en el anterior párrafo comenzó a cambiar cuando, en el año 2000, los arqueólogos Ana María Pelz y Jorge Jiménez llegaron a trabajar como investigadores del Centro INAH Aguascalientes. Con su arribo comenzó un trabajo de prospección arqueológica que permitió descubrir un pasado prehispánico que nunca nadie había imaginado y que, a grandes rasgos, podemos resumir de la siguiente manera:
La región de Aguascalientes entre los años 600 y 900 de nuestra era formó parte de lo que comúnmente se denomina Mesoamérica, es decir, la zona del centro y sur del actual México y parte de Centroamérica que se caracterizó por ser la cuna y asentamiento de las grandes civilizaciones prehispánicas, todas ellas con denominadores comunes como el cultivo del maíz, el sedentarismo y la práctica del juego de pelota. Valga mencionar que su contraparte se denomina Aridoamérica, parte norte de México y sur de los Estados Unidos, donde las civilizaciones fueron básicamente nómadas y con un desarrollo cultural limitado. Así, lo que llevó a descubrir que el Aguascalientes precolombino era mesoamericano fue la evidencia de la existencia de civilizaciones bien establecidas que mantenían un contacto cultural y económico con todo el centro de lo que actualmente es México. Así, en los diferentes sitios arqueológicos que se tienen registrados y estudiados en nuestro estado, podemos encontrar plazas, plataformas piramidales e incluso juegos de pelota, que hasta hace poco tiempo se creían inexistentes y exclusivos de las grandes culturas prehispánicas. También se ha descubierto y estudiado gran material cerámico que ha permitido ubicar sus técnicas de manufactura y, en gran medida, su forma de vivir.
Estudios más profundos, en conjunto con importantes temporadas de campo, han logrado obtener evidencia del maíz que cultivaban, de las técnicas de nixtamalización que desarrollaron y la existencia de otros granos y productos alimenticios que fueron comunes en aquella época. A la par de ello, los muchos objetos de hueso que se han encontrado han dado pie para poder investigar no solo las herramientas con las que contaban, sino el tipo de animales que lograron cazar y mantener para su consumo.
Otra gran sorpresa que nos ha revelado la arqueología regional en años recientes han sido algunos entierros, descubiertos durante las temporadas de excavación en campo, que nos han empezado a revelar sus costumbres funerarias, las ofrendas que realizaban a sus muertos, además de pendientes, collares y artículos suntuarios con los que fueron enterrados. Con todo ello, la idea de un Aguascalientes meramente poblado por chichimecas trashumantes, donde los únicos rasgos de civilización prehispánica eran las pinturas rupestres de El Ocote, El Tepozán y algunos otros lugares, ha ido quedando cada vez más superada. Sin embargo, el desconocimiento sobre el tema es aún muy grande en nuestra sociedad y ni siquiera los actuales libros de texto que se reparten en la educación básica mencionan cuestiones respecto al tema, a pesar de que en reiteradas ocasiones los arqueólogos mencionados han dado la información pertinente al Instituto de Educación para que ésta sea incluida en los libros de texto que produce el estado. Sin embargo, hoy por hoy, se han registrado docenas de sitios prehispánicos con características mesoamericanas en todo nuestro territorio, dentro de los que destacan cuatro grandes asentamientos que podríamos considerar ciudades precolombinas de cierta importancia regional.
Aunque el tema está aún en ciernes comparado con otras zonas del país, el gran misterio sigue siendo qué provocó que cerca del año 900 de nuestra era la mayoría de estos pueblos desaparecieran, dando paso a lo que serían las tribus de diferentes grupos seminómadas que se establecieron en el territorio hasta la llegada de los españoles mucho tiempo después.
Aunado al desconocimiento que aún existe de esta historia que nos precedió, otro gran peligro se cierne sobre estos sitios y el patrimonio arqueológico que resguardan. Me refiero al saqueo indiscriminado que se realiza, pues saqueadores profesionales, pseudoarqueólogos y personas ignorantes de buena voluntad siguen teniendo como pasatiempo de fin de semana el tomar pico y pala para ir a “desenterrar” tesoros en estas zonas, logrando solo la pérdida y descontextualización de evidencia histórica muy valiosa para reconstruir la vida y legado de estos pueblos prehispánicos que, siendo tan reciente su estudio, ni siquiera han sido denominados bajo un nombre que los identifique.
No quisiera terminar estas breves líneas sin comentar que el camino para el rescate de estos sitios y de la historia que en ellos se encierra es aún largo y tortuoso, sobre todo en las actuales épocas en las que los recursos destinados por la Federación para este tipo de proyectos son irrisorios y casi nulos. Sin embargo, está en nosotros, los ciudadanos comunes, el interesarnos por este rico pasado y, en la medida de lo posible, divulgarlo y preservarlo, esperando que en un futuro próximo podamos contar con un museo digno que resguarde y muestre los innumerables tesoros que nos están legando estos sitios.