Moshé Leher

El asunto con los hispanocatalanes no salió del todo bien. En algún momento de 2016 Jordi dejó el programa, ya para preparar el regreso a Barcelona; en el programa nos quedamos (Fico Vargas se había bajado del barco ya meses antes) Lucy Esparza y Set Juárez; creo que a finales de ese año, o tal vez a principios del siguiente, lo dejamos e hicimos algo así como un podcast semanas en video donde se nos unieron Pao Guerrero, Arturito, Carlos y ya ni me acuerdo quién más.

Por allí, para nuestro bien o para nuestro mal, andan los videos.

El asunto es que salí la última noche de la radio, y de esto ya van cinco años, pensando que no iba a regresar jamás.

De mandadero a director de estaciones, en diversas etapas, estuve en la Radio desde la década de los setenta del siglo pasado, hasta hace un lustro, que son casi cincuenta años, que ya es algo, entre llevar ofertas, cobrar facturas, poner discos de Los Alegres de Terán…

Mi primer programa en solitario, que producía, pinchaba, conducía y vendía (que es un decir), lo tenía los domingos de 9 a 12 de la noche, Hora Nacional de por medio, allá a finales de los años 80: no me escuchaba ni Yahvé.

En fin que hace dos o tres semanas busqué a Beto Romero; antes de la cita le dije, para no asustarlo, que no le iba a pedir trabajo. Quería contarle un peregrino proyecto, que de cualquier manera no tenía nada que ver con RyTA, siguiendo una charla previa que tuvimos hace un par de años, cuando dejé mi trabajo anterior.

Allí salió la invitación a hacer un programa de radio, un poco en la estela de los dos anteriores ‘Esto no tiene nombre’ y ‘La Radiografía’, que eran… No sé muy bien qué eran exactamente, pero a programas similares, en España, les llaman revista de radio y tertulias: un poco de música, entrevistas, algo de información, mucha cháchara, que en el ibérico caso es llamado ‘palique’; de hecho, en una de sus acepciones, esto que yo hago aquí es un palique (involuntario): un artículo de tono crítico (alguna vez) o humorístico (las más de las veces, casi siempre de pura casualidad).

Pensé, de inmediato -rotas las relaciones México-Catalunya-, en Armando Alonso, con el que ya hice un programa y que conducía, en un canal local que no sé si existe todavía, una tertulia medio política, medio cultural, de la que yo era habitual y con el que hice una serie de entrevistas para, justamente, el canal del Gobierno Estatal (la última la de Juan Gelman y Tomás Segovia, apenas unos días antes de que muriera el poeta valenciano).

Lo hablamos frente a un café, lo platiqué con mis compañeras en un proyecto que arrancamos justo hace un año, luego con los que llevan la radio oficial, que han sido eficientes y generosos y aquí estamos.

Hace una semana volví a hablar con Beto Romero que me dijo: ¿el lunes entrante? El lunes, pues, contesté y allí estamos.

Todavía el domingo pasado, un grupo de amigos, enterados del proyecto, me preguntaban de qué iba: pues de palique, de qué más iba a ser.

Hoy tuvimos un arranque accidentado, lo que tampoco choca con el espíritu del programa: la música no estaba en un formato adecuado, uno de mis contertulios chocó camino de las instalaciones de RyTA, y no llegó; los audífonos que yo llevaba, mis viejos audífonos de los programas de antes, apenas se escuchaban; no llevaba por ningún lado el teléfono donde tenemos el WhatsApp del programa; no arrancó la transmisión del streaming…

Pero se abrieron los micrófonos y se hizo la magia.

Mañana lo intentaremos de nuevo y un día de estos nos va a salir bien. Pronto vendrán los invitados, las conexiones con un par de corresponsales que están del otro lado del mundo y algunas cosas más.

Abusando de la hospitalidad de El Heraldo, ya el último comercial: estamos de 9 a 10 de la mañana, de lunes a viernes, en el 92.7 de la FM, será todo un gesto de su parte si nos sintoniza.

¡Shalom alejem!

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