La polémica con los libros de texto gratuitos no hace más que ampliarse. En los últimos días, se han distribuido lo que parece ser el borrador final de los libros de texto para primaria, cuyo contenido ha generado numerosas críticas y, con ello, preocupaciones sobre cómo se van a implementar en el siguiente ciclo escolar. Simultáneamente, es alarmante el contexto jurídico y político detrás del lanzamiento de este material educativo, dado que existe una violación a una resolución federal y esto puede tener repercusiones legales que no se deben ignorar. ¿Cuáles son estas inquietudes? ¿Por qué este incumplimiento puede derivar en mayor impunidad en dicho sector?

Primero, debemos recordar que, en mayo de este año, la jueza tercera de distrito en materia administrativa de la Ciudad de México, otorgó una suspensión definitiva a la Unión Nacional de Padres de Familia en contra de la publicación de la propuesta de libros de texto gratuitos para el año 2023-2024. Para quienes no estén familiarizados con estos términos, básicamente la suspensión implica que la SEP no puede publicar dichos materiales educativos hasta no adecuar los libros con las exigencias que plantea la UNPF, salvaguardando el principio del interés superior de la infancia y el derecho a la educación de los estudiantes de nivel básico. Contrario a las condiciones que establece la determinación federal, la SEP decidió lanzar el borrador final (casi idéntico al que se filtró meses atrás), incumpliendo con la orden federal.

El trasfondo, más allá de una evidente violación al estado de derecho, es el mensaje que envían como gobierno a la ciudadanía. No es sorpresa que la administración federal desprecia el orden constitucional y que, en los últimos meses, el presidente ha lanzado ataques mediáticos al poder judicial federal (en mayor medida, porque la SCJN no se sometió a sus intereses). Este desprecio sistemático a la ley es síntoma de un esquema de impunidad que se ha construido durante los últimos cinco años y que está culminando en una gestión que hace lo que le place. Lo anterior, sin mencionar cómo evitan la crítica y la evaluación. Tal y como describe Erénira Aquino en el portal Animal Político, la SEP determinó reservar la información de las asambleas para elaborar los nuevos planes de estudio y libros de texto por cinco años, bajo el argumento de que hacer pública dicha información podría “afectar procesos en marcha o vulnerar datos personales”, aunque en el fondo, lo que realmente ocultan es la falta de capacidad en la gestión que han desempeñado a lo largo de los últimos años. La dirección de materiales educativos de la SEP, encabezada por Marx Arriaga, expuso que se tomaron en cuenta a más de un millón de docentes para la elaboración de este nuevo libro de texto, sin embargo, muchos maestros han denunciado en redes sociales irregularidades en la ejecución de las asambleas, desde presiones del SNTE para asistir de forma obligatoria, hasta contabilizar el número de cuentas que veían la transmisión en vivo desde redes sociales como “docentes” (en ese sentido, quienes tuvimos la oportunidad de ver algunas reuniones en Facebook, fuimos contabilizados como docentes). Con base en lo anterior, no me sorprende que quieran ocultar su desastre de gestión mientras preparan sus maletas y desaparecen del ojo público.

Finalmente, considero que el primer y gran mensaje que la SEP les da a los alumnos es: “quienes tenemos el poder, hacemos lo que nos da la gana”. Su forma de evadir la crítica es reflejo de la soberbia del partido en el poder y sus líderes, pero lo que más daña a nuestro sistema educativo es la impunidad con la que trabajan y cómo tratan de evadir la crítica para ocultar sus improvisaciones. Esta “nueva escuela mexicana” es una bomba de tiempo, producto de un capricho presidencial consistente en crear un sistema educativo más apegado a la ideología política de su partido que a un sistema de calidad que realmente esté orientado a darles herramientas a los alumnos con las que puedan construirse un mejor porvenir. Y al final del día, quienes más van a perder son los millones de estudiantes que deberán aprender en este sistema improvisado e impune.