Estamos de rodillas ante virus, bacterias y hongos, porque no los atacamos moderadamente y cuando nos vamos al extremo, sólo los hacemos más resistentes, y además, dañamos la barrera natural de protección de la piel; abusamos en el tallado de manos y cuerpo, advirtió el dermatólogo Eduardo David Poletti, al señalar que los jabones antibacteriales dañan el sistema inmunológico y el ambiente.

La entrevista se desprendió con motivo de que la FDA (Administración de Drogas y Alimentos), prohibió en Estados Unidos varios químicos utilizados en los jabones antibacteriales dados los riesgos que implican para la salud.

Este organismo prohibió 19 ingredientes, incluyendo dos de los más comunes, como el triclosán y triclocarban, que son ampliamente utilizados en jabones antibacteriales líquidos y en barra, pese a que dañan el sistema inmunológico.

Se piensa erróneamente que los jabones antibacteriales son más efectivos para evitar los gérmenes, pero no existe evidencia científica de que sean mejores que agua y jabón común; los ingredientes antibacteriales pueden hacer más mal que bien a largo plazo.

La prohibición no incluye productos desinfectantes para manos utilizados en hospitales y otros centros de salud, pero deben usarse con moderación.

La mayoría de los productos no médicos que están en el mercado contienen al menos uno de los ingredientes prohibidos; los fabricantes tienen un año para cumplir con la prohibición y algunos están listos para remover de sus productos los ingredientes en cuestión; la FDA, ya llevaba tiempo alertando sobre los posibles peligros de este tipo de jabones.

Lavarse las manos con agua y con jabón es uno de los pasos más importantes que un consumidor puede tomar para evitar contraer una enfermedad y prevenir la transmisión de gérmenes a otras personas, pero sin caer en la exageración.

El doctor Poletti consideró que las autoridades sanitarias de México tendrán que prohibirlos aquí.

El también médico internista, refirió que hay personas que por necesidad de su trabajo o por obsesión se lavan las manos frecuentemente, dañando la barrera principal que protege la piel de agentes patógenos y que se conforma del cebo (glándulas sebáceas), y el sudor.

Algunos de los ácidos grasos volátiles se evaporan y dejan en la superficie una capa sebácea impermeable; los ácidos grasos, en especial el ácido linoleico, tienen propiedades antibacterianas, al igual que las sustancias solubles de la emulsión que contienen sales orgánicas y proteínas inhibidoras de las bacterias.

Para que se produzca una infección en la piel, debe haber ciertos factores predisponentes, como traumatismo, exceso de humedad, suciedad, irritantes químicos, quemaduras por frío o calor, radiaciones y seborrea.