
Un tema que pareciera ser lejano y olvidado, pero que en la actualidad sus efectos siguen vigentes y cobrando factura, es la crisis educativa derivada de la pandemia. Hace tres años, millones de alumnas y alumnos en todo el mundo nos incorporamos al modelo de educación a distancia, el aislamiento social se impuso como medida de contención para evitar los contagios y las autoridades (de todos los ámbitos y niveles de gobierno) invocaron una lluvia de ideas para elaborar soluciones pertinentes. En ese mismo tenor, cientos de miles de familias perdieron sus fuentes de ingreso, negocios quebraron debido al insostenible gasto fijo y las ventas bajas, fue un momento que nos puso a prueba a todas y todos. Por ello, es necesario viajar al pasado y recordar que lo que inició como una estrategia eficiente para planear un modelo a distancia adecuado, terminó por ser una de las políticas públicas más desastrosas en materia educativa. ¿Cómo fue que este programa no logró su cometido? ¿Cuáles son las cuentas pendientes en el sector educativo a nivel nacional?
Con el aislamiento social impuesto a mediados de marzo del año 2020, el entonces secretario de educación pública Esteban Moctezuma (actualmente embajador de México en Estados Unidos), en conjunto con el subsecretario de salud Hugo López Gatell, les solicitaron a las autoridades educativas de todas las entidades de la República implementar un receso o periodo vacacional, esto con la finalidad de prevenir los contagios del Covid-19. En un inicio, esto parecía ser una medida prudente, en virtud de que no se contaba con información suficiente sobre esta nueva enfermedad, así como tampoco se contemplaba un plan de contingencia adecuado en materia sanitaria y educativa, sin embargo, la solución a la que arribaron desde la SEP fue sólo el parteaguas de la crisis educativa: el programa “Aprende en Casa”. En agosto de ese mismo año, Esteban Moctezuma anunció el lanzamiento de esta estrategia que consistía, principalmente, en emplear la televisión como medio masivo para transmitir las clases en todo el país, así como la implementación de capacitaciones a docentes en el manejo de las tecnologías de la información (Google Classroom, etc.) y el reparto de materiales educativos a las escuelas rurales y comunidades apartadas de las ciudades.
Les pagaron a las cuatro televisoras más grandes del país 450 millones de pesos para la elaboración y transmisión de las clases, anunciando este “plan maestro” como un método adecuado y eficaz. A mediados del ciclo escolar 2020-2021, se gestaron múltiples críticas sobre las actuaciones de la SEP en cuanto a los conocimientos perdidos por el modelo a distancia y el abandono escolar, exhortando a las autoridades federales a incorporar estrategias de educación semi-presencial o de asesorías, lo cual no se dio hasta inicios del siguiente ciclo escolar (2021-2022). ¿Funcionó esta estrategia? El INEGI publicó a inicios de 2021 el estudio “Ecovid-ED”, en el cual identificó que, para ese ciclo escolar, 5.2 millones de estudiantes abandonaron sus estudios por causas derivadas del Covid-19, así como también el 55.7% de los estudiantes de nivel superior empleó la computadora portátil como herramienta para recibir clases, mientras que el 70.2% de los alumnos de primaria utilizó un celular inteligente (INEGI, 2021). Es decir, ni lograron contener el abandono escolar ni tampoco se empleó mayoritariamente las clases por televisión, demostrando que su actuar partió de una improvisación que decidieron extender hasta inicios de 2022, cuando inició el retorno presencial a las aulas en todo el país.
A la fecha, la SEP no ha publicado un solo estudio o reporte sobre el impacto de la pandemia en el sector educativo, así como tampoco ha ejecutado un programa eficiente para reducir la brecha educativa, combatir el abandono y rezago educativo; siguen apostando por ampliar el programa de becas para el bienestar (que es políticamente más rentable) sin que sometan sus decisiones a evaluaciones de impacto. Hace tres años publiqué mi primera columna, titulada Pandemia y Educación ¿Qué está haciendo la SEP? en la que detallé las intenciones del Gobierno Federal y las preocupaciones sobre cuál sería el rumbo de la política educativa en los próximos meses; a la fecha, una respuesta válida a dicha pregunta sería “continuar con la improvisación”. Existe un desinterés remarcado por la cuarta transformación para combatir el abandono escolar y el rezago educativo, comenzando porque nunca admitieron la existencia de esta crisis y mucho menos que el programa “Aprende en Casa” fue un fracaso.
Y así como hace tres años, seguimos dándole seguimiento a las decisiones más importantes en materia educativa. El derecho a la educación en México y su materialización están cada vez más comprometidos, más allá de detectar mejorías en este ámbito seguimos lamentando las improvisaciones que emanan desde el Gobierno Federal. Sin embargo, aun espero con ansias que se logre cambiar la política educativa actual, que regresen las políticas públicas basadas en evidencia y que las y los tomadores de decisiones sean más responsables con el problema educativo por el que estamos pasando. Mientras ese momento llega, seguiremos atentos, generando crítica y propuestas para un mejor porvenir en el sector educativo.
PD: Les agradezco a cada una y uno de mis lectores por su atención, comentarios y palabras de ánimo, por estos tres años de permitirme compartir con ustedes mis reflexiones y abonar a la crítica constructiva que tanto necesita nuestro país. ¡Muchas gracias!