
En nuestro país, se tienen pocas estadísticas nacionales sobre la salud visual de los mexicanos y el uso de lentes, las cuales son obtenidas principalmente a través de sondeos.
En la Encuesta Nacional de Hogares 2014, realizada por el INEGI, 16.9 millones de mexicanos reconocieron tener algún problema visual y cerca de 3.5 millones manifestó ver muy poco o nada. De las personas con alguna dificultad visual, 39.6% declaró usar lentes, 45.2% dijo que ve con mucha dificultad, y sólo 16.5% de la población, con una afección grave, afirmó utilizar lentes.
El Consejo Optometría de México reconoce en la población infantil a un grupo vulnerable a padecer problemas de refracción fácilmente corregibles. De acuerdo con la Ley General de Salud, a partir de la cuarta semana de nacimiento deben realizarse exámenes al neonato para la detección de malformaciones oculares y, en caso de que no se detecten, las revisiones anuales tienen que comenzar a partir de los tres años de edad.
Justo después del nacimiento, el médico neonatólogo determinará la integridad de las estructuras oculares del pequeño y, posteriormente, dentro de los primeros meses de vida y los años subsecuentes es fundamental una evaluación completa del funcionamiento visual para la oportuna detección de alteraciones.