
Édgar Contreras Agencia Reforma
CIUDAD DE MÉXICO.- Ahora son las Chivas las que no escuchan al América, las que dejaron mudas a los azulcremas y a las que se les acabó la garganta porque lograron la épica remontada, porque están en la Final del futbol mexicano al imponerse 3-1 en el Estadio Azteca (3-2 global).
Porque el Guadalajara fue más grande que unas Águilas que se hicieron pequeñas desde la expulsión de Álvaro Fidalgo al 63′, desde que al 77′ el técnico Fernando Ortiz dejó a un solo punta y jugó con puros elementos de características defensivas, ante unos fans americanistas que una vez más abandonaron en los minutos finales, temerosos de que el acérrimo rival los empate en 13 títulos este mismo torneo.
Porque los festejos de Henry Martín, como aquel simulando orinar en la portería en la Fase Regular, hoy quedan como una corriente anécdota ya que a la hora de la verdad el capitán y campeón de goleo desapareció, como ausente estuvo un América cuyos jugadores caían como conos en la jugada del primer gol comandada por Roberto Alvarado y finalizada por Ronaldo Cisneros, como lo hicieron al descuidar la marca de Alan Mozo en el segundo tanto, como les ocurrió cuando el defensa Jesús Orozco los mató a «Chiquetazos» con el cabezazo de la anotación decisiva.
Y eso que a Chivas le anularon un gol de Ronaldo Cisneros tras revisión en el VAR por una absurda falta de Víctor Guzmán, jugador que no aparece en esta Liguilla porque no pesa a la ofensiva y tampoco en labores defensivas ya que él perdió la marca en la diana de Diego Valdés.
Porque a nadie deberá extrañarle que el #FueraBaños reviva en las redes sociales o que el técnico Fernando Ortiz mejor se haga a un lado ya que el San Luis les mancilló el Azteca y ahora fueron las Chivas las que conquistaron el Coloso.
Alejandro Zendejas, aquel que en el gol de la ida simuló no escuchar a la nación rojiblanca, hoy seguramente sí la oyó, porque las Chivas están en la Final del futbol mexicano que se jugará el jueves en el estadio de los Tigres y el próximo domingo en el suyo, justo como ocurrió en el Clausura 2017, en su último título, por si algo le faltaba ayer a la noche mágica.