Daniela Perales Bosque

Las personas que se encuentran privadas de su libertad, como es comúnmente sabido, se ven obligadas a realizar gastos dentro de la prisión para satisfacer sus necesidades básicas y personales. Creo que el problema de la privación de la libertad, es que el aislamiento no resuelve en sí los problemas o las conductas, sino que es lo que pasa dentro lo que puede generar un cambio, son las actividades, la compañía, el estado emocional y las esperanzas lo que pueden generar realmente un cambio para reintegrarse en la sociedad. Hace tiempo supe de la creación de una marca llamada “Mexicana Jail Brand” que se dedica a la promoción y venta de cuadros pintados por personas privadas de su libertad, de la que gran parte de su ganancia sirve para mantener los gastos propios de la prisión. Esta empresa me pareció importante y con un sentido altruista, porque el hecho de impulsar a las personas privadas de su libertad a trabajar y sobre la manera de irlos incorporando indirectamente a la sociedad nuevamente, puede generar para ellos el sentido positivo acerca de su trabajo y retribución que obtienen de él, fomentando que al salir del centro penitenciario puedan seguir dedicándose a ello. Además, proyectan que los índices de reincidencia y delincuencia disminuyan.

No obstante, la venta de cuadros y obras de arte, no son la única forma de generar ingreso a través de la venta de productos realizados por las personas privadas de su libertad, así mismo existen otros proyectos sociales como el caso de “La Cana”, quienes se dedican en centros penitenciarios femeniles a la implementación de programas y talleres para la elaboración de peluches, ropa y artesanías que posteriormente son vendidos en su página de internet.

Además, comienzan a aparecer tiendas físicas como “Artesanías penitenciarias” o “Liberarte, Boutique Penitenciaria” que se dedican a la venta de zapatos, bolsas y otro tipo de artesanías realizadas por las mismas personas privadas de su libertad, quienes toman cursos en los centros penitenciarios y después mandan sus productos a las tiendas.

La realización de estos proyectos, pero sobre todo la salida al mercado con la presentación de que son productos elaborados por personas privadas de su libertad seguramente genera prejuicios, pero realmente es una manera viable de lograr y positiva para aquellos que se encuentran asilados. Este tipo de proyectos es una tendencia que está creciendo y que como sociedad debemos fomentar, porque a través de ello el asilamiento se vuelve de alguna manera valioso y que después de ello seguramente podrá generar un proyecto de vida al salir del centro penitenciario.

La mayoría de los centros penitenciarios carecen de programas que permitan a las personas privadas de su libertad la oportunidad de reinventarse y una vía para ello quizás son los programas que generan el desarrollo personal.