
Santiago Aguileta Ibarra Agencia Reforma
CIUDAD DE MÉXICO.- Manuela, una mujer maya que solo habla idioma quiché, y Roselia González Hernández han tenido que ir al médico en más de tres ocasiones tras realizar una videollamada para reconocer el cuerpo de su esposo y hermano, respectivamente, Roberto González Hernández, uno de los 10 guatemaltecos que fallecieron en el incendio de Ciudad Juárez.
Tras una serie de visitas desde su aldea en San Antonio Sija a una sede del Ministerio de Relaciones Exteriores en Xela, Quetzaltenango, para conseguir información sobre su familiar, el lunes finalmente fueron atendidas y recibieron una videollamada en la que les mostraron imágenes de la ropa y partes del cuerpo de su familiar.
«Les mostraron solo una parte del lado izquierdo del cuerpo, como sacando la foto de al lado de la cabeza. La forma de cómo tenía el pelo, la barba, fue lo que reconocieron (…) y dieron con él», cuenta a REFORMA Miguel Ángel, esposo de Roselia y cuñado de Roberto.
«Entonces les hicieron bastantes preguntas y un montón de cosas (…) Manuela no habla español, por eso también estuvo presente mi esposa (…), y bueno, ya se reconoció que es él en verdad quien había fallecido».
El impacto fue tal que las mujeres han tenido que ser llevadas al médico para recibir tranquilizantes.
«Se quedaron en shock, están mal, a cada rato las estamos llevando con el médico. Se desmayan, se descontrolaron de los nervios», destaca Miguel.
El joven sostiene que su familia no tiene los medios económicos para siquiera pensar trasladarse a México, por lo que, ahora, están sólo a la espera de que las autoridades guatemaltecas vuelvan a ponerse en contacto con ellos para saber qué sigue en el proceso de repatriación.
«Queda esperar a que se comuniquen ellos con nosotros, ese es el acuerdo, no nos dieron un plazo», dice.