Foto: Enrique De Santiago
Por: Rodolfo Nieves Hermosillo

El poder del narco volvió a estremecer a la ciudad.

Ayer al mediodía, ocho delincuentes portando armas de alto poder desataron una balacera para rescatar a tres sicarios que habían sido apresados por policías preventivos.

Dispararon más de 80 balazos contra seis policías, matando a tres en el lugar e hiriendo a otros tres, uno de los cuales falleció dos horas después en la clínica Uno del IMSS.

El cruento rescate de los sicarios se escenificó ayer a mediodía en el bulevar Juan Pablo II, a escasos 100 metros de la UVM, donde quedaron tendidos los cuerpos del comandante de la delegación Insurgentes, José Juan Navarro Rincón, y los oficiales Juan Rivera Molina y Eduardo Flores. Los heridos fueron trasladados a un nosocomio de la ciudad, Rubén Ortega Romo, Juan Francisco Flores Torres y Genaro Sandoval Salas quien falleció.

Poco antes del mediodía, circulaba a excesiva velocidad, por el bulevar Juan Pablo II, rumbo al poniente, la camioneta blindada Suburban negra, con placas del estado de Jalisco; en la curva antes de la UVM su conductor perdió el control, brincó el camellón, y dando volteretas en los carriles contrarios, quedó sobre las llantas en la lateral y en sentido contrario al que circulaba.

Al llegar los paramédicos y Protección Civil encontraron al herido tirado en el suelo, afuera del vehículo, lo atendieron y después lo trasladaron al nosocomio del Estado.

Minutos después llegaron varias radiopatrullas a investigar, lo hacían cuando, según versiones de testigos presenciales, al lugar arribó una camioneta X- trail, color arena, placas 901-RDB, del DF, al parecer con el propósito de llevarse al herido. Iban tres individuos a bordo que fueron enfrentados y sometidos por los preventivos a cargo del comandante José Juan Navarro Rincón.

Ya los tenían esposados cuando súbitamente, llegaron rayando llantas, un auto Sentra y una Suburban blanca con al menos 8 individuos en total y apuntando con los cuernos de chivo exigieron a los policías les entregaran a los de la X-Trail.

Al negarse, los policías recibieron una lluvia de balazos, muriendo instantáneamente tres de ellos, y tres más quedaron heridos, sin embargo uno de ellos murió poco después en el Seguro Social.

Uno de los policías alcanzó a correr, pero fue interceptado por uno de los sicarios que a corta distancia le disparó un balazo en la frente, matándolo instantáneamente.

Recopilación del botín

Siguiendo la versión testimonial, antes de retirarse, los delincuentes sacaron de la Suburban negra volcada y de la X-trail, armamento, una maleta grande, envoltorios de papel y un costal verde, tipo militar. También se llevaron armas largas de fuego, ropa oscura y lo que parecían chalecos antibalas. Enseguida huyeron rumbo a esta ciudad. En el asfalto, en el camellón y en el suelo quedaron regados más de 80 casquillos de, aparentemente, armas largas.

Se desata el infierno

En un lapso de 10 minutos arribaron al bulevar Juan Pablo II decenas de patrullas, uniformados y agentes ministeriales del Estado. Poco después un pelotón de soldados, agentes de la PGR y varios servidores públicos. Estorbándose unos a otros, trataron de cumplir su trabajo.

Más de tres horas permanecieron los cuerpos en el suelo, mientras los peritos desarrollaban su tarea, hasta que el agente del MP dispuso su levantamiento y traslado al servicio Médico Forense.

Para entonces los familiares estaban avisados y escenificaron otra fase de dolor.