La Noticia:

Panamá celebra sus fiestas patrias en noviembre sumido en protestas y huelgas que tienen paralizado parcialmente el país… (bbc.com).

Comentario:

Miles de panameños han salido a las calles a protestar. ¿Protestar qué? ¿Resultados de elecciones? Esta vez las elecciones o la economía nada tienen que ver, aunque no falta alguna pancarta que protesta por ello, aprovechando el viaje, se diría. Lo cierto es que ahora el motivo es el rechazo a la aprobación exprés de un contrato entre el Estado y una empresa minera para explotar una gran mina de cobre a cielo abierto. ¿Por qué la gente está a disgusto? ¿Algo huele mal de ese contrato?

Resulta que el contrato trata de la concesión para la explotación de cobre a una minera canadiense. A primera vista no suena mal en la medida en que existen condiciones similares para la explotación minera en otras partes del mundo. La concesión es por 20 años con posibilidad de renovación y la empresa minera pagará anualmente 375 millones de dólares al estado panameño. Se considera que, además, la minera generará alrededor de 8 mil empleos directos y unos 40 mil indirectos. Entonces, ¿de dónde las protestas?

Primero, los panameños no olvidan que por años tuvieron la ocupación de la zona del canal por parte de los Estados Unidos. Existe un sentimiento de: “no queremos otra ocupación extranjera”, así sea de sólo la extensión de la mina. El cobre es de Panamá y mucha gente no ve porqué no podría explotarse con recursos nacionales. En algunas pancartas se lee: “Vender Panamá. Máxima traición”.

Segundo, las negociaciones con la minera canadiense iniciaron en enero de 2022 a puerta cerrada. Continuaron hasta marzo de 2023 en que se anunció el acuerdo sin que hubiese existido participación ciudadana. Ante el rechazo de los pueblos de la región, el Gobierno aceleró la aprobación del contrato en una sesión fugaz del congreso. ¿Dónde se ha visto algo similar? El presidente buscó mitigar las inconformidades proponiendo una votación para escuchar la voluntad del pueblo. Ésta se realizaría en diciembre, pero muchos no creen, ni que se realice por la proximidad de las elecciones en 2024, ni que sea limpia por los supuestos compromisos ya adquiridos por el Gobierno.

Y tercero, el deterioro ambiental. La mina está en una zona protegida y, aunque los canadienses alegan que usarán técnicas nobles en la extracción, los panameños no desean ver daño en los acuíferos, la vegetación o la fauna. Una pancarta de los manifestantes lo expone claramente: “Nito (es el apodo del presidente que se llama Laurentino Cortizo), el oro de Panamá es verde”.El turismo ecológico es rentable en Panamá. Los ciudadanos desean que siga así y por ello están en las calles.

En los siguientes días se verá si “Nito” cede a las presiones de la población o busca algún elemento que calme los ánimos como promesas de no corrupción o deterioro del medio ambiente. Los gobernantes deberían escuchar a la población, pero no debemos olvidar que estamos en Latinoamérica.

Sergio Alonso Méndez posee un doctorado en Negocios Internacionales por parte de la Universidad de Texas

salonsomendez@gmail.com