La Noticia:

Tras semanas de protestas históricas, líderes sindicales hicieron un llamado a una huelga general contra la controvertida propuesta de reforma judicial del gobierno de coalición encabezado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que los críticos consideran que socava la democracia y la justicia… (bbc.com).

Comentario:

Las manifestaciones han ido en aumento, tanto en favor como en contra de la reforma judicial. Al punto que Netanyahu decretó una moratoria para ver si puede existir una negociación, o, al decir de algunos, para que se calmen las aguas y luego seguir con la reforma. ¿Qué está pasando en Israel? ¿Por qué la reforma que pretende impulsar el primer ministro es tan controvertida?

Al decir de Netanyahu, y junto con él la alianza de derecha en el gobierno, los jueces han estado acumulando poder formando un contrapeso incómodo que además no representa en general al pueblo, sino sólo a ciertos segmentos de la oposición. De ahí la idea de la reforma judicial. Esta, en pocas palabras, pretende que la comisión de nueve personas que selecciona a los jueces, y en particular al líder de la suprema corte, sea conformada por una mayoría de elementos afines al gobierno. A todos les queda claro que de esa forma el gobierno controlaría al poder ejecutivo.

¿Suena parecido a algo que vivieron los mexicanos cuando Yasmín Esquivel buscó la presidencia de la Suprema Corte? En Israel la gente se paró de pestañas y salió a la calle a expresar su opinión. Básicamente la reforma de Netanyahu generó dos facciones: los que están a favor de ella compuesta por gente afín al gobierno y por judíos ultraortodoxos que sienten que las cortes han estado fallando contra ellos, por ejemplo, los jueces marcaron como inconstitucional una ley para dejar libres del servicio militar a jóvenes dispuestos a estudiar la religión judía. La segunda facción, la que está en contra de la reforma, es compuesta por académicos (las universidades suspendieron clases como protesta), sindicalistas (los líderes hicieron un llamado a huelga) y militares (en particular reservistas que conforman gran parte de la milicia porque se sienten desprotegidos ante alguna orden equivocada, si no existe un poder judicial fuerte). El ministro de defensa incluso renunció.

La crisis ha rebasado fronteras. El gobierno de Biden expresó preocupación por la posibilidad de restarle efectividad al poder judicial. Y Estados Unidos es un aliado que Israel aprecia grandemente. Así que Netanyahu tiene que hilar fino si desea continuar con su reforma.

En una democracia bien definida, los tres poderes deben ser independientes. En el caso de Israel, el legislativo y el ejecutivo están ligados para poder formar gobierno. Con lo que queda el judicial para un balance de poder. Si Netanyahu lo reduce, y de paso se libra de un problemita judicial que tiene, la democracia estará en entredicho. La crisis se pospuso, pero no se ve solución inmediata.

Sergio Alonso Méndez posee un doctorado en Negocios Internacionales por parte de la Universidad de Texas

salonsomendez@gmail.com