
Por: Juan Pablo Martínez Zúñiga
CARTELERA
“EL MENÚ” (“THE MENU”)
Los filmes sobre gastronomía suelen trabajarse desde una perspectiva evocativa en cuanto a las experiencias sensoriales que los platillos mismos producen conforme desfilan en pantalla para traducir metafóricamente los estados emocionales, existenciales y psicológicos de los personajes ante la condición inherente de la comida como instrumento de sacio, nutrimento e incluso seducción (v.g. “Como Agua Para Chocolate”, “Comer, Beber, Amar”, et al), pero con “El Menú”, filme realizado por el conocido director de series televisivas Mark Myrod, la experiencia es una terrorífica humorada negra de corte gourmet donde los excesos elitistas y un egocentrismo a flor de piel produce un parabólico guion que acusa intertextualmente a la alta cocina de producir a su propia clientela pedante en tanto que se desarrolla una sátira oscura que chapotea en el thriller sobre la socioeconomía que impera en la cultura capitalista donde los que tienen poseen mucho y los que no buscan cómo tenerlo. Es así que la trama acrisola a doce personajes de naturaleza completamente arquetípica al punto de aterrizarlos peligrosamente en la zona del cliché quienes llegan a una paradisíaca isla pagando el costoso cubierto que exige un prestigioso chef llamado Slowik (Ralph Fiennes como siempre de maravilla) en su lujoso y pretencioso restaurant llamado “Hawthorne” con el fin de compartir una experiencia gastronómica de altos vuelos. Entre los comensales se encuentra un actor que semeja una versión desgastada de Johnny Depp atravesando un bache en su carrera (John Leguizamo), una crítica culinaria muy pagada de sí misma llamada Lillian (Janet McTeer), un trío de yuppies jóvenes que representan lo más decadente del empresario millenial y una joven pareja integrada por el engreído pero entusiasta burgués Tyler (Nicholas Hoult) y su acompañante, una joven de nombre Margo (Anya-Taylor Joy) que muestra desprecio por la opulencia y vana experiencia que brinda el lugar siendo ella algo más de lo que aparenta. Toda la dinámica servida a varios tiempos en reminiscencia a la estructura que empleara Peter Greenaway para su filme de culto “El Cocinero, El Ladrón, Su Amante y Su Esposa” (1989) sirve para revelar la genuina intención de la velada: poner en evidencia los pecados de cada comensal para posteriormente asesinarlos en una fantasía gourmet que haría a cualquier integrante de “Master Chef” morir de envidia. Todo el proceso se sirve con una guarnición de humor negro que nos permite comprender las intenciones satíricas de su director a la vez que cocina a fuego lento una línea de suspenso sobre el porqué de las maquinaciones del truculento chef Slowik mientras amonesta gastronómicamente a cada uno de los presentes. La película suele ser más estilo que sustancia y las constantes diatribas del chef así como la presentación de sus agresivos platos o trato a su equipo culinario recurren más a la teatralidad que a la refinación atmosférica, pero logra producir un rico y suculento retrato de la jerarquía social con base en sus actores determinantes al punto que uno realmente encuentra entretenido el grotesco y estilizado espectáculo. Como siempre no todos los ingredientes logran funcionar en un guiso, sobre todo cuando éstos ya pasaron su fecha de vencimiento (en este caso, el discurso sobre el precariado que pudo ser más relevante incluso durante la administración de Trump pero que ahora en aras de la igualdad étnica o de género se ve rebasado en cuanto a oportunidad), pero aun así la mórbida estética, las pulidas actuaciones y momentos devastadoramente jocosos (la escena en la que Tyler es invitado por Slowik a cocinar es una buena muestra de ello) hacen que este “Menú” sea balanceado y nos deje un buen sabor de boca.
STREAMING
“ENOLA HOLMES 2” – NETFLIX
La lúdica detective Enola Holmes (interpretada una vez más y con mayor comodidad por la nueva estrella Millie Bobby Brown), hermana del legendario investigador Sherlock Holmes (de nuevo Henry Cavill con tiempo incrementado en pantalla a petición de sus apetentes fanáticas) regresa en otra aventura cortesía del director Harry Bradbeer quien adapta otro texto de la serie creada por la novelista Nancy Springer sobre el juvenil y audaz personaje. La flamante aventura de la sabueso adolescente adquiere no sólo un renovado brío y un guion más pulido que la cinta anterior, además se compromete con las causas progresistas al añadir en la morrocotuda trama de misterio el caso real de la trabajadora Sarah Chapman, quien en el Londres Victoriano lograra consolidar la primera huelga de trabajadoras pugnando por sus derechos como féminas y empleadas en una prestigiosa fábrica de cerillos. La trama arranca cuando, después de resolver su primer caso, Enola decide abrir su propia agencia de detectives sin que las personas la tomen en serio debido a su corta edad y por cargar con el prestigioso apellido Holmes, pues los clientes potenciales prefieren contratar a su hermano antes que a ella, hasta que una chiquilla la emplea para encontrar a su “hermana” (en realidad, una joven que ha desaparecido con quien la niña tenía una relación muy estrecha). La única pista son sus aficiones como lectora y artista y laborar en una fábrica de cerillas, conduciendo a nuestra heroína a una espesa conjura donde altas esferas de la política inglesa se ven involucradas mientras que su hermano Sherlock intersecta su camino cuando un caso que él investiga coincide con el de la protagonista. A lo largo de la historia se producen los dos elementos eje de la historia: la resolución del misterio que involucra a la chica desaparecida mientras combate a un par de némesis, una anónima que se revelará hasta el final y otra en la forma de un obstinado agente judicial (David Thewlis) que no parará hasta que ella quede tras las rejas por un crimen que no cometió y la relación entre Enola y Sherlock, una que logra mejor atención en comparación a la primera parte gracias a la rica dinámica que establecen los personajes cuando ella demuestra su capacidad mientas que también Enola aprende un par de cosas de su sapiente hermano. La tónica ya probada en la película previa se mantiene a flote gracias a la carismática interpretación de Brown quien prosigue con sus diálogos socarrones, actitud decidida y constantes rompimientos de la cuarta pared para enganchar al público mediante diálogos ingeniosos y ocasionalmente graciosos. El enigma a resolver adquiere también proporciones mayores al abordar temas como la equidad de género y trato igualitario a nivel social pero sin forzar oportunistas discursos “progres”, pues todo fluye con sensatez narrativa y hasta con generosas dosis de inteligencia argumental. “Enola Holmes 2” termina añadiendo capas y textura a esta naciente franquicia tomando en serio la naturaleza detectivesca de su protagonista sin descuidar aspectos relevantes en su construcción emocional y psicológica como la formación recibida por su librepensante madre (Helena Bonham Carter, quien reaparece en esta producción) y la presentación de Enola como un ser falible, en ocasiones frágil pero siempre resoluta. La cinta debieran verla preadolescentes aficionadas al TikTok para dotarles de cierta inspiración que ni una legión de influencers puede proveer en cuanto a identidad o aprecio por la actividad intelectual, y eso siempre será elemental, queridos lectores.
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