Por: Juan Pablo Martínez Zúñiga

“RESURGIR” (“CAUSEWAY”) – APPLE TV+

La soledad como leitmotiv es un recurso muy socorrido en relatos donde el aislamiento emocional a causa de un proceso traumático –como la guerra– invita a reflexiones sobre si la condición humana deberá supeditarse al acompañamiento y nexos sociales o si éstos son tan solo convencionalismos  culturales que se propagaron a través de generaciones tan sólo para la autocomplacencia del individuo. “Resurgir”, el debut como realizadora de largometrajes de la neoyorquina Lila Neugebauer (“The Sex Lives Of College Girls”), provee entre líneas esta cavilación mediante una protagonista llamada Lynsey (Jennifer Lawrence), quien, después de un ataque mientras servía en Afganistán que le produjo un severo daño cerebral, decide regresar a su terruño para retomar su relación con una madre distante y no muy cómoda con las decisiones que ha tomado su hija y trabajar limpiando albercas. Su existencia es de calidad taciturna y retraída, no sólo por los medicamentos que debe tomar o el percance que la confinó a ellos, sino porque atraviesa un proceso de autoabandono por no emplazar su mente y corazón en la realidad, pues prefiere retornar al caos de Medio Oriente que permanecer en ese lugar. Su situación verá un cambio cuando conoce al mecánico James Aucoin (Brian Tyree Henry), un hombrón afroamericano que de forma gradual y sistemática comienza a entablar una amistad con ella, una mujer tullida emocionalmente que empata con el cuerpo de este personaje, pues perdió una pierna en un accidente automovilístico que le cobró la vida a su hermana. El linimento existencial que entre ambos se proveen encontrará algunos elementos de complicación cuando sus propias naturalezas muestran sus genuinos puntos de fractura y eso acarreará conflictos a la vez que una mayor empatía uno por el otro.

Lawrence y Henry cuadran como pareja platónica en un relato cargado de melancolía y guiños a una tristeza muy honesta y genuina que anuda un drama intimista y mínima donde lo que cuenta es la dinámica que tejen estos dos personajes, entes que pasan de un estado de soledad crónica a ser la ventana que describía Ernesto Sábato en su novela sobre la oquedad del hermetismo emocional titulada “El Túnel” con mucha tersura. La película muestra una mano firme en dirección y las actuaciones son encomiables, por lo que “Resurgir” se consolida como una buena opción para quienes gusten de un drama sin recargamientos pero despojada de banalidades.

“MI POLICÍA” (“MY POLICEMAN”) – AMAZON PRIME VIDEO

“Las historias de amor son siempre trágicas ¿No es verdad?”. Este cuestionamiento aparece al inicio de la cinta “Mi Policía”, adaptación al texto de Bethan Roberts en el 2012, y la respuesta es un rotundo “Sí, por desgracia”. Y ambas, afirmación y pregunta, sirven como base narrativa para un relato donde un romance prohibido y la consecuencia emocional que le acarrea a una mujer percuta todo un drama que casi funciona del todo, pero sus lastres en forma de cierto desgano por profundizar en sus propios temas la dejan cerca de la recta final sin que uno como espectador gane. La trama se contará en dos tiempos, el primero durante los 90’s, cuando una mujer llamada Marion (Gina McKee) lleva a su hogar en un pueblito costeño al paralítico Patrick (Rupert Everett) ante la consternación de su esposo Tom (Linus Roache), quien objeta la estadía de este personaje al detectar cierto revanchismo en su decisión. ¿A qué se refiere? Aquí es donde ingresa el segundo tiempo, uno ubicado en el Brighton londinense de 1957, cuando una joven Marion (Emma Corrin) se prenda de un apuesto oficial de policía –Tom (Harry Styles)– con quien llevará un idilio de ensueño entre paseos en la playa y cenas románticas, teniendo ambos como anexo al gran amigo de Tom, Patrick (David Dawson), curador del museo local que posee amplios conocimientos y todo un hombre de mundo. En la narrativa más contemporánea se revelará, mediante la lectura de Marion a los diarios de Patrick siendo joven, cómo él y Tom tuvieron un tórrido romance que semeja en parte la estructura de “Secreto en la Montaña” (Ang Lee, E.U., 2006), donde ambos inician su relación de forma modesta a través de leves caricias para sucumbir en encuentros cargados de erotismo en secreto para no ser capturados por las autoridades, pues en aquel entonces la ley penalizaba los amoríos homosexuales. El quid de la cinta serán los conflictos que la relación entre Tom y Marion acarrea a su aventura, mientras Marion va definiendo su actuar conforme se le revela la verdad entre Tom y Patrick.

Tal vez de forma inevitable, como todo vicio dramático, la fortaleza de la historia se concentra más en el aspecto sórdido o efectista de la trama –la relación ilícita– que en Marion, eje crucial del drama al ser ella quien deberá tomar las decisiones más densas en el argumento, pero quedándose atrás como ente protagónico ante los deseos románticos de estos dos hombres de condición disímbola unidos por el amor. “Mi Policía” desenvuelve tanto en el título como en la narrativa una crónica de ironía social al colocar a un agente de la ley como un objeto del deseo, pero es la parte femenina, Marion, quien debería dominar las características dramáticas del relato por el peso que a sí misma adjudica en esta historia. Por ello, la película funciona como tragedia ante las inevitables decisiones que toma el guion por decantarse en el dúo clandestino, pero falla como drama en conjunto al no distribuir equitativamente los arcos argumentales entre los tres personajes que logran constituirse como principales, quedando tan sólo la buena intención pero no como un filme relevante.

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