Un hombre paralizado ha logrado volver a caminar de forma natural gracias a implantes innovadores en su cerebro y médula espinal. Gert-Jan Oskam, quien quedó paralizado de las caderas hacia abajo tras un accidente de motocicleta , ha recuperado el control de su cuerpo inferior con la ayuda de estos dispositivos, de acuerdo con un artículo publicado por la revista Nature y retomado este miércoles por The New York Times.

Los científicos en Suiza que llevaron a cabo el estudio, describen los implantes como un «puente digital» que conecta el cerebro de Oskam con su médula espinal, superando las secciones lesionadas. Con la ayuda de este avance, Oskam, de 40 años, ha logrado ponerse de pie, caminar y subir una rampa empinada, todo con la única asistencia de un andador. Incluso más de un año después de la colocación del implante, ha mantenido estas capacidades y ha mostrado signos de recuperación neurológica, logrando caminar con muletas cuando el implante estaba apagado.

«Capturamos los pensamientos de Gert-Jan y los tradujimos en una estimulación de la médula espinal para restablecer el movimiento voluntario», explicó Grégoire Courtine, especialista en médula espinal del Instituto Federal de Tecnología de Lausana, uno de los líderes de la investigación.

La nueva interfaz, bautizada como interfaz cerebro-médula, utiliza un decodificador de pensamientos de inteligencia artificial para interpretar las intenciones de Oskam, que se detectan como señales eléctricas en su cerebro, y las relaciona con los movimientos musculares. La etiología del movimiento natural, desde el pensamiento hasta la intención y la acción, se mantuvo intacta. La única adición, según describió el Dr. Courtine, era el puente digital que cubría las partes lesionadas de la médula.

Para alcanzar este resultado, los investigadores implantaron primero electrodos en el cráneo y la médula de Oskam. Luego, utilizaron un programa de aprendizaje automático para observar qué partes del cerebro se activaban cuando él intentaba mover diferentes partes de su cuerpo.

A pesar del éxito obtenido, los investigadores reconocen las limitaciones de su trabajo. Es difícil distinguir intenciones sutiles en el cerebro y, aunque la actual interfaz cerebro-médula es adecuada para caminar, probablemente no se pueda decir lo mismo para restaurar el movimiento del cuerpo superior. El tratamiento también es invasivo, requiere varias cirugías y horas de terapia física.

A pesar de estas limitaciones, el equipo mantiene su esperanza en que los avances futuros harán que este tratamiento sea más accesible y efectivo de manera sistemática. «Este es nuestro verdadero objetivo», concluyó el Dr. Courtine, «hacer que esta tecnología esté disponible en todo el mundo para todos los pacientes que la necesiten».

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