Prof. Flaviano Jiménez Jiménez
Desde el momento en que surgió la Reforma Educativa en proceso, las maestras y los maestros de educación básica exteriorizaron intranquilidad y hasta disgusto debido a que circuló, por distintos medios, la especulación que la evaluación del desempeño docente era un burdo pretexto para dejar fuera del servicio a los maestros; y mientras más se acercaba la fecha para la aplicación de los primeros exámenes aumentaba el nerviosismo y el malestar. Sin embargo, cuando finalmente llegó la fecha y los primeros maestros presentaron el anunciado examen, sus comentarios fueron en el sentido de que, gracias a los esfuerzos y a su preparación, la primera parte de la evaluación les había parecido fácil de contestar; estos comentarios devolvieron la tranquilidad al magisterio. Las maestras y los maestros que próximamente presentarán la evaluación se preparan con mayor serenidad a sabiendas de que, después de todo, la examinación es sobre lo que saben hacer cotidianamente en sus salones de clase.
Pero, habrá que decirlo, en estos primeros procesos de la evaluación surgieron problemas y serios desencantos. Entre los problemas: de los mil 300 docentes de Aguascalientes que fueron elegidos para enviar digitalmente las evidencias de su desempeño profesional durante el mes de Agosto, cerca de 400 no pudieron hacerlo porque las autoridades centrales y las del Instituto de Educación del Estado no fueron capaces de ponerse de acuerdo para generar y enviar contraseñas de acceso a la plataforma de estos maestros, y sin contraseña nada se puede hacer. La semana pasada, se intentó poner en funcionamiento el sistema, de nueva cuenta, para que los docentes faltantes pudieran enviar sus evidencias pedagógicas a México, pero a los pocos minutos el “sistema se cayó” y hasta la fecha los docentes en comento siguen esperando para ser evaluados. ¿Qué pasará, en la siguiente etapa, cuando se trate de recabar evidencias, simultáneamente, de mayor cantidad de docentes de Aguascalientes y de todo el país?
Y entre los desencantos: en el mes de Junio, casi al finalizar el ciclo escolar pasado, miles de docentes en servicio presentaron examen de oposición para promoverse a puestos de subdirector, director, supervisor y asesor técnico pedagógico. Semanas después, se dieron a conocer los resultados, anunciándose éstos como los mejores del país y en un solemne acto, ante la presencia de altas autoridades, se entregaron las constancias a los idóneos y nuevos directivos en el Estado. Al día siguiente del acto protocolario (de la tramoya) se llamó individualmente a cada uno de los seleccionados y, ¡oh qué desencanto!, se les fue diciendo: “Maestra, aquí tiene su nombramiento de Subdirectora de la Escuela…, pero como no hay presupuesto ni plazas de subdirección usted seguirá cobrando con la misma plaza que tiene como docente”. “Maestro, le entrego su nombramiento de Supervisor de la Zona…, y como no hay presupuesto ni plazas de supervisión, usted seguirá cobrando con la plaza que tiene”. Uno de ellos preguntó: “¿Y cuándo llegan las plazas?”. La respuesta fue: “No se sabe”. ¡¿Tanto ruido para esto?!Ante el desencanto (o ¿engaño?), y como el nuevo cargo representa mayor carga de trabajo y mayores responsabilidades administrativas, algunos de los que fueron promovidos están solicitando regresar frente a agrupo. Los asesores técnico pedagógicos corren la misma suerte, también seguirán cobrando el mismo sueldo, pero su situación es más confusa, pues nadie sabe qué funciones deben desempeñar y, mientras no haya claridad al respecto, éstos seguirán cobrando sin hacer casi nada, o harán lo que se les ocurra para intentar justificar el sueldo que perciben. Ante este orden de cosas, las maestras y los maestros comentan y se preguntan: “Si no hay presupuesto, ni plazas, ¿por qué lanzan convocatorias para nuevos puestos directivos?, ¿por qué nos engañan en la evaluación a la que nos someten?, ¿por qué seleccionan a los asesores técnico pedagógicos si no saben qué hacer con ellos?, ¿en esto consiste la Reforma Educativa?
Tanto las autoridades centrales como las de la entidad deben o tienen que sentarse a revisar cuidadosamente lo que está sucediendo y lo que está obstaculizando los distintos procesos de la Reforma. El nuevo Secretario de Educación debe dedicar parte de su tiempo, en encontrar medidas y estrategias para que la Reforma funcione de acuerdo con sus propósitos y compromisos contraídos, y las autoridades locales deben también ser coherentes y operar de conformidad con la parte que les corresponde para desarrollar la tan llevada y traída educación de calidad. De no ser así, se está engañando a los niños, a los maestros, a los padres de familia y a la población en general; y la Reforma no se hizo para esto.