Comenzamos el último mes del año. Este año, sin duda, fue complejo ante las diversas adversidades que teníamos enfrente de nosotros. Mucho de lo positivo, fue el avance de la vacunación a nivel mundial, aunque a ritmos distintos, en contra del COVID-19; lo que ha permitido comenzar a vivir, poco a poco, con cierta normalidad de nuevo.

Sin embargo, en el plano nacional, tenemos un estancamiento en la inoculación. Sumado a esto, persiste una considerable alza en las presiones inflacionarias, de la mano con ciertas dudas en torno del Banco de México, lo que pudiera complicar el comienzo del año venidero y demorar la tan esperada recuperación económica. Indaguemos.

La inflación no cede camino. Para el mes de noviembre es muy probable que cerremos el alza generalizada de los precios por niveles superiores al 7%, lo que la posicionaría como la más alta en los últimos veinte años. Para el cierre de año, es probable que nos encontremos en niveles de 7.3%. Preocupante.

De aquí en adelante, veremos cómo la política monetaria del país, comienza a restringirse y seremos testigos del encarecimiento del costo del dinero.

De la mano con el tema inflacionario, se visualiza el posible atentado contra la autonomía del Banco de México. Resulta sumamente preocupante el retiro de la designación de Arturo Herrera como el próximo gobernador del organismo. Al parecer y en los últimos días de su gestión como titular de la Secretaría de Hacienda, Herrera cavó su tumba al disponer de recursos a ciertos estados, así como la publicación de un decreto de cambios profundos al Sistema de Aduanas, con lo que buscaba reducir drásticamente la posición del SAT en la operación de las mismas.

El problema aquí, además de perder a un sólido economista al frente de tan importante institución, es la demostración que no se puede actuar sin el consentimiento del presidente. Esto deja entrever, que la persona que sea propuesta por el mismo, debe cumplir con una lealtad cabal y no ejecutar ningún movimiento sin la autorización del primer círculo de Gobierno.

Esta reacción, trajo consigo mucha incertidumbre en los mercados financieros, cosa que el presidente desconoce abruptamente, y generó presiones al alza sobre el tipo de cambio. Lo cual, al día siguiente fue impulsado, por la designación de la funcionaria Victoria Rodríguez Ceja, quien cuenta con una experiencia nula en la toma de decisiones de política monetaria; pero sí cuenta con una lealtad y obediencia exacerbada para el presidente. No se necesita más.

Sin demeritar los puestos ostentados por la licenciada Rodríguez y cuidando la línea de respeto que se merece, resulta abismalmente improbable que se cuenten con las credenciales suficientes para hacer frente al banco central. Nombres como Gerardo Ortiz, Agustín Carstens, Alejandro Díaz de León o el propio Miguel Mancera, han puesto la vara muy alta después de sus acertadas actuaciones.

El presidente no visualiza que tenemos uno de los mejores bancos centrales de los países emergentes y de toda América Latina, mucho de esto gracias a excelentes profesionales que han pasado por la Junta de Gobierno. Es en este momento, en plena crisis inflacionaria mundial, donde se pudieron dejar a un lado los berrinches y golpes autoritarios, por el bien de nuestro país. Esto no hace más que demostrar lo poco interesado que esta el Titular del Ejecutivo de un mejor país.

OVERTIME

Y seguimos con los golpes de autoridad. El retraso en las obras del Tren Maya y los riesgos de complicar la refinería de Dos Bocas y el corredor transístmico alentaron el ‘decretazo’ publicado en el DOF hace una semana. Esto permitirá, además de agilizar las autorizaciones provisionales de proyectos, al ser de seguridad nacional, la imposibilidad de tener acceso a la asignatura de contratos y demás actos gubernamentales. Tanto se criticó la poca transparencia de sexenios anteriores, para ahora ejecutar un acto de opacidad, que nunca se atrevieron a realizar los tan criticados ex presidentes.

 @GmrMunoz

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