
Hasta dónde ha llegado el presidente López Obrador en las mañaneras en su intento por descalificar a Xóchitl Gálvez, que el Instituto Nacional Electoral le tuvo que ordenar colocar un mensaje antes del inicio de sus conferencias mañaneras, en el que se mencionen las prohibiciones electorales a los servidores públicos, empezando por el presidente. Esta advertencia puede ser oral o con cortinillas.Así mismo el INE está aprobando medidas cautelares contra Xóchitl Gálvez al advertir que el evento realizado en la columna de la independencia donde recibió constancia de mayoría del frente opositor, fue posiblemente ilegal al contener elementos proselitistas. La realidad de las cosas es que las autoridades electorales no han tenido la creatividad ni la firmeza para poder detener lo que ha sido durante meses una intervención ilegal del presidente López Obrador. Y esa intervención ya está causando daños que pueden ser irreparables. Uno de ellos ha sido que probablemente los negativos de Xóchitl Gálvez se hayan incrementado en ciertos segmentos de la población, el que haya distorsionado la percepción que el público tiene de ella; el que finalmente esté alterando las condiciones de la competencia, de forma muy anticipada pero que podrían ser irreparables. No decimos que Xóchitl va a perder, no, pero el ataque constante del presidente está infiriendo que ella pueda tener un diálogo con los votantes basado en su oferta, en personalidad, porque hay uno tercero que se mete y echa cohetes, echa pintura y echa lodo y esto está prohibido. Por eso lo que preocupa es que el INE lleva dos o tres años con este tema de las medidas cautelares que no sirven de nada. Se entiende que el INE tiene ciertos procedimientos y atributos que están en la ley, pero francamente no sirve absolutamente de nada. No es creíble que si el presidente pone una cortinilla al inicio de su mañanera en donde diga: “El artículo 134 constitucional dice que los servidores públicos bla, bla, bla…” ¿Eso va a limitar al presidente para evitar hablar de la política y de las campañas? ¡Por supuesto que no! Por ello la pregunta relevante a los nueve meses de la elección es: ¿Las autoridades electorales van a seguir repitiendo los atributos de medidas cautelares o emitiendo sentencias, o pidiéndole al Gobierno que baje la mañanera de tal o cual fecha, lo cual es totalmente irrelevante, para impedir el daño que causa de forma abierta? La verdad es que creemos que lo anterior no sirve de nada.
El INE tiene que tomar una decisión de más creatividad y más firme con medidas innovadoras que puedan ser ratificadas por el Tribunal Federal Electoral para que surta efecto la amenaza y tenga algún impacto el castigo. Aunque realmente la legislación no establece una sanción al presidente que sea ejecutable. ¿Entonces que se va a hacer? ¿Cómo se va a generar una sanción que realmente sea aceptada, acatada? El problema no es el INE, es el presidente, pero el INE y el Tribunal Electoral tienen que tomar nuevas medidas. Tienen que explicar a los ciudadanos que está pasando. Hasta donde se puede. Que va a pasar si el presidente sigue así hasta el último día de las campañas. ¿A dónde nos va a llevar eso? Y sorprende también que la oposición no tenga una posición más firme al respecto. La oposición se queja, pero no le está haciendo una exigencia firme a las autoridades para que tomen cartas en el asunto de nuevas maneras. Las medidas cautelares no sirven de nada. Los ciudadanos sentimos que ya está haciendo letra muerta. Cualquier decisión de la comisión de quejas no tiene ninguna utilidad práctica.
Además, estamos viendo un Instituto Nacional Electoral tan polarizado como está polarizada la sociedad de un lado y otro de la historia como ha venido sucediendo durante la actual administración. Se hubiera pensado que el hecho de que por primera vez en la historia de México se efectuaría una campaña en donde competirían dos mujeres por la presidencia de la república y eso podría significar una campaña sin ataques, de diálogo. Una campaña con una mentalidad no machista. Una mentalidad de diálogo, con diferente tono. Pero desafortunadamente eso no podrá ser porque López Obrador se va a meter en medio a echar lodo, a provocar, a polarizar, a acusar. Por eso creemos que si Claudia y Xóchitl fueran las contendientes únicas podrían darle un giro diferente a la campaña. Un tono civilizado. Sin ataques. Sin guerra sucia. Pero López Obrador es la persona que lo impide. Es la manzana de la discordia. Eso es lo lamentable de lo que está ocurriendo y la ley y la autoridad son insuficientes para poner orden –y no lo pondrán– y eso va a echar a perder un proceso electoral que hubiera podido ser un espacio de diálogo.