Por J. Jesús López García

Se vuelve casi impracticable eludir el dominio de las artes creativas, por lo que, al ser la arquitectura parte de éstas, su poder se manifiesta con inmensa energía. Es suficiente mencionar uno de tantos temas, como la adaptación de los preceptos grecorromanos en la “Gran Arquitectura” occidental de todos los periodos, tales como los órdenes clásicos: toscano, dórico, jónico, corintio y compuesto, basados en la propuesta renacentista del arquitecto Sebastiano Serlio (1475-1554). Los entablamentos sobre las arquitrabes, los frontones, los arcos de medio punto y las cúpulas, entre otros, fueron empleados desde la Antigüedad grecolatina, hasta su integración en las propuestas del “arquitecto del diablo” Albert Speer (1905-1981) para el Führer Adolf Hitler (1889-1945).

Por otra parte, en relación a los aires de familia en arquitectura, éstos pueden identificarse a través de las tipologías, materiales, procesos constructivos y más. Así, en ocasiones, dichos aires se evaden de la “Gran Arquitectura” de todas las épocas, manifestándose en obras más técnicas, como las cubiertas “dientes de sierra” usadas particularmente en el siglo XIX. El primer diseño de esta cubierta se atribuye, en 1851, al arquitecto e ingeniero británico William Fairbairn (1789-1874), quien empleó un cobertizo iluminado naturalmente en una nave textil en Bradford, Inglaterra. Posteriormente, este diseño se usaría en célebres obras, como en la Maison Ozenfant de 1922 en París, Francia, de Le Corbusier (1887-1965) para su amigo pintor Amédée Ozenfant (1886-1966), o en la Casa-Estudio de Diego Rivera (1886-1957) y Frida Kahlo (1907-1954) en 1932 en Ciudad de México, diseñada por el arquitecto Juan O’Gorman (1905-1982).

Con el paso del tiempo, este sistema ha permanecido vigente a través del reciclaje arquitectónico, como se puede apreciar en el Museo Espacio, situado en las antiguas naves de taller de carpintería mecánica de los talleres ferrocarrileros en Aguascalientes, o en arquitectura más reciente, como el Museo Jumex en CDMX, diseñado por el arquitecto británico David Chipperfield (1953), actual Pritzker 2023.

Relacionado con lo anterior, en el municipio de Pabellón de Arteaga, Aguascalientes, particularmente el edificio del Ayuntamiento, presenta volúmenes con características tardomodernas similares a algunas empleadas por Teodoro González de León (1926-2016) en sus proyectos. Además, el balcón y el volumen en voladizo en su lado sur, evocan formas arquitectónicas propias de Alvar Aalto (1898-1976).

Es probable que los arquitectos locales, en el momento de construcción de estos edificios, hayan tenido como referencia a profesionales como los mencionados. Lo que sí podemos afirmar es que el conjunto de la Presidencia Municipal de Pabellón de Arteaga, Aguascalientes, refleja la contemporaneidad de su diseño en los años setenta y ochenta del siglo XX.

El edificio, con un patio interno, indudablemente representa una propuesta moderna. Dado su tamaño y materiales, parece pertenecer a la corriente “brutalista” que emergió en lugares como el Reino Unido o los Países Bajos con obras arquitectónicas de James Stirling (1926-1992), Peter Smithson (1923-2003) y Alison Smithson (1928-1993). Sin embargo, es importante otorgar el crédito del término “brutalismo” a Le Corbusier, quien lo acuñó en los años cuarenta del pasado siglo. Aunque es necesario aclarar que lo expuesto en cuanto a las referencias del edificio no es definitivo en relación con los arquitectos y sus obras mencionados, sí se destaca que “los aires de familia” se manifiestan decisivamente o de manera sutil, dejando espacio a la interpretación y a que otros puedan tener opiniones diferentes. Lo que sí es cierto es que para los diseñadores de estas obras, algunos elementos pueden ser deliberados, mientras que para otros pueden surgir como alusiones a similitudes que, al final, proporcionan ese sentido de familiaridad.