
Cuando menos tres mil adolescentes y jóvenes de Aguascalientes, en especial las mujeres de secundaria, practican aquí la conducta del cutter, práctica en la que se reúnen para hacer sus pactos y para sellarlos con sangre se cortan la parte interna del antebrazo u otra parte del cuerpo, advirtió el especialista Gerardo Macías López.
Contundente, el médico llamó a los padres de familia a que estén atentos y que revisen las manos y brazos de sus hijos, y en caso de encontrar cicatrices o heridas recientes acudan a solicitar ayuda psicológica y médica, esto de acuerdo al lugar donde se encuentren, puede ser las escuela, el Centro de Integración Juvenil y los centros de salud.
Explicó que esta conducta no se considera antisocial, pero no es la adecuada para el sano desarrollo de los menores de edad, donde la práctica del cutter puede propiciar que algunos pasen al consumo de drogas.
La población en riesgo son las mujeres y en especial en el grado de la secundaria. Entre los lugares más recurrentes con esta problemática se encuentran la delegación Insurgentes en la ciudad de Aguascalientes y el municipio de Cosío, aunque se han atendido casos en todas las cabeceras municipales.
No es una cuestión de alarma generalizada en el estado, pero sí requiere de atención de modo inmediato para detectar lo que sucede y darle seguimiento con la atención psicológica o médica pertinente, según cada caso lo requiera.
Este fenómeno lleva cinco años en el estado de Aguascalientes, aunque ahora no es un “boom”, pero sí continúa presentándose; además, los menores han optado ahora por inhalar la droga “crystal”, la cual es un estimulante muy dañino que lesiona las neuronas.
Aseveró que el fenómeno del cutter sigue presente y los menores de edad lo hacen para llamar la atención, por moda y para hacer pactos de sangre entre sí como una forma ritual de identidad.
Estos cortes en la piel pueden causar infecciones a las personas si no se les cuida bien, y también podría propiciar contagios si alguien tiene una enfermedad en la sangre.
Estos problemas suceden por la baja autoestima en las jovencitas, una falta de respeto y de reconocimiento personal; se relaciona con todos los factores que implican que una persona se ame a sí misma.
Finalmente, indicó que una o dos jovencitas de cada cien incurren en esta práctica, lo que se multiplica si se toma en cuenta la población estudiantil en el estado, que suman alrededor de 300 mil jóvenes, donde el 1 o 2% de esa población ha enfrentado esa situación.