
El magisterio de Aguascalientes reconoce y recuerda, con respeto y admiración, a dos de las mejores administraciones que ha tenido la entidad en materia educativa. Estas dos administraciones se distinguieron por haber elevado la educación básica a los más altos niveles académicos de su historia y por haber dejado, al final de su gestión, millones de pesos de remanente después de cubrir a cabalidad con todo lo que requería el sistema educativo del estado para su eficaz funcionamiento.
A otras administraciones, en su mayoría, las considera como aquellas que tan sólo «nadaron de muertito» en medio de simulaciones y actitudes despreocupadas, en detrimento de la educación. Pero, particularmente, hay una administración que da pena ajena por el desastre administrativo que imperó en su gestión: la educación básica cayó a los más bajos índices de aprovechamiento escolar y en los recursos financieros hubo desfalcos millonarios. Esta fue la administración del Lic. Francisco Chávez Rangel.
Una semana después de haber tomado posesión como director general, Chávez Rangel comenzó autorizando salidas millonarias indebidas de los recursos financieros del Instituto con el fin de pagar favores a los políticos que influyeron en su designación como director general del Instituto de Educación de Aguascalientes. Y esta fue una práctica ilícita constante que imperó en su administración. A los colaboradores que se oponían a los fraudes e intentaban que los gastos se ajustaran a las reglas de operación establecidas por Hacienda y a las necesidades de las escuelas, los hizo renunciar de sus cargos para que no le estorbaran y poder hacer de las suyas con los recursos públicos. En cambio, los que fueron complacientes con él en sus arbitrariedades financieras fueron los colaboradores consentidos de Francisco Chávez Rangel en su gestión.
Un ejemplo emblemático de fraude y corrupción es la desaparición de 520 millones de pesos que la Secretaría de Educación Pública autorizó al Instituto de Educación de Aguascalientes, en el ciclo escolar 2011-2012, para la instalación de internet y compra de laptops para todos los alumnos de las escuelas secundarias de la entidad. Chávez Rangel, con respaldo superior, supuestamente hizo negociaciones con una universidad intermediaria de Campeche para la compra de laptops que jamás llegaron a las escuelas del estado.
Raúl Silva Perezchica, colaborador cercano de Francisco Chávez Rangel y quien le sucedió en el cargo de director general del Instituto de Educación, demandó a Chávez Rangel. Pero curiosamente, su demanda se centró en siete millones de pesos que, presumiblemente, se pagaron a Juan Collado para litigar ante la universidad de Campeche y recuperar los recursos del Programa de Habilidades Digitales. La Fiscalía Especializada de Anticorrupción del Estado de Aguascalientes dictaminó, la semana pasada, que al no existir evidencias sobre el pago de los siete millones de pesos a Juan Collado, Francisco Chávez Rangel, aparte de cárcel, tiene que resarcir esos siete millones al Instituto de Educación.
Las preguntas son: ¿Y dónde quedaron los 520 millones de pesos para la compra de laptops? ¿Por qué la administración anterior tan sólo hace un reclamo de 343 millones de pesos, del Programa de Habilidades Digitales, cuando se autorizaron 520 millones de pesos?
En esta danza de millones, sería saludable que las autoridades no se centraran únicamente en el reclamo de los siete millones de pesos, sino en aclarar el destino y recuperación de los 520 millones de pesos del programa mencionado, así como en la recuperación de los millones de pesos que se malversaron durante la administración de Francisco Chávez Rangel.
Chávez Rangel sabe dónde quedaron esos millones de pesos, mientras que las escuelas, los alumnos y los maestros, pasan penurias por mejorar la educación. ¿Qué agradable sería hablar del Instituto, tan sólo, de logros y metas cumplidas, como lo hicieron aquellas dos administraciones que gozan de prestigio?