Por J. Jesús López García

Oscar Niemeyer (1907-2012), arquitecto brasileño internacionalmente reconocido, diseñó, entre otras excepcionales obras, la iglesia de San Francisco de Asís (1943) dentro del conjunto arquitectónico de Pampulha, Belo Horizonte, Brasil. Dada su concepción plástica con paraboloides, campanario y cruz exentos y construidos con concreto armado, inmediatamente tuvo adversarios, incluso eclesiásticos, a tal grado que durante 14 años se vio impedida su consagración, la cual finalmente ocurrió. Dada su similitud formal, es probable que Niemeyer se haya inspirado en los hangares para dirigibles situados en el aeropuerto de Orly, Francia (1921-1923), diseñados y construidos por el ingeniero Eugène Freyssinet (1879-1962), con arcos parabólicos, en donde por primera vez se utilizaron encofrados (cimbras) deslizantes y reutilizables, proceso que hasta hoy en día continúa empleándose.
Es conveniente mencionar que si hay alguna institución que siempre ha tenido la visión de acoger los avances y la novedad en los diseños arquitectónicos de su tiempo, ha sido la Iglesia católica, ya que además ha alentado que las propuestas derivadas se constituyan como experimentaciones de mayor impacto, por lo menos en occidente; ejemplos de ello los tenemos en la Iglesia de Nuestra Señora (Le Raincy, Francia, 1922-1923) por Auguste Perret (1874-1954) y la de San Francisco de Asís de Niemeyer, de la cual indudablemente fue la inspiración de posteriores realizaciones, tales como las efectuadas por Félix Candela (1910-1997) o aquellas locales como la Capilla Mayor del Seminario Diocesano (1959-1963) y la Capilla del Obispo (1953), por Francisco Aguayo Mora (1912-1995), además del Templo del Espíritu Santo (1969) por el ingeniero Gonzalo González Hernández.
Por otra parte, la carga simbólica y representativa de la religiosidad católica hace a su arquitectura moderna, por la maleabilidad de los nuevos materiales y técnicas, muy proclive a experimentar con disposiciones espaciales, formas y cubiertas que escapan a la convencionalidad de los estilos y tendencias recientes; ejemplos claros de ello son la Capilla Notre Dame du Haut (1950-1955) y el Convento de La Tourette (1957-1960) por Le Corbusier (1887-1965). Llama la atención la plasticidad de estos conjuntos en donde se percibe un lenguaje «brutalista», concepto derivado del Bétonbrut (concreto «crudo» o aparente), acuñado por él.
En cuanto al estado de Aguascalientes, particularmente el municipio de San José de Gracia, se cuenta con la Parroquia «Señor San José», en la cual su propuesta plástica nos remite al brutalismo referido, en cuanto a los materiales «desnudos», que los exhibe sin recubrimiento alguno. El conjunto levantado con muros de piedra es rematado con una serie de bóvedas que muestran los arcos de medio punto, culminando con lunetos vidriados en la parte superior del edificio. La finca tiene un aire que reúne de manera muy natural lo rústico con lo moderno en una composición muy atrayente. La misma torre del campanario con una larga cruz al frente, está coronada por una cubierta ondulante que se integra con las bóvedas del edificio que posee un gran sitio que se proyecta al fondo para establecer un vínculo urbano con el entorno en un espacio público presidido por las tres cruces monumentales que cierran ese ámbito abierto derivado del atrio.
Originalmente, el acceso era sobrio y contaba solo con una pequeña marquesina, a la que posteriormente se le anexó un pórtico con columnas «jónicas», que protege del sol y de la lluvia a los fieles. La percepción del templo por el exterior es una fusión, tanto de formas como paralelepípedos, secciones circulares, planos entre otros, así como de materiales de piedra sólida y concreto armado, integrándose en un todo arquitectónico en correspondencia con el paisaje urbano y natural -flora- del sitio en donde se encuentra ubicado: San José de Gracia.