
Por J. Jesús López García
De las 32 entidades federativas de la República Mexicana, el estado de Aguascalientes ocupa el lugar 27, en función del número de habitantes. En 2020, de los 11 municipios que lo componen, el de Aguascalientes aglomera el 66.56% de la población total, a decir el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), quizás sea por ello que tanto para los oriundos de la capital, así como los foráneos nacionales o de otras partes del mundo, no conozcan el resto del territorio estatal, presentándoseles como ajeno lo que tienen como referencia del estado.
A decir verdad, el estado de Aguascalientes cuenta con un número reducido de municipios en comparación con otros, basta mencionar el de Oaxaca que tiene 570 ayuntamientos, algunos de ellos con pocos pobladores, como en el caso de Santa Magdalena Jicotlán con 81 personas, según datos del INEGI en 2020.
Digno de mencionar es Asientos, en donde ya en 1548 existían algunas fincas. Posee una gran cantidad de acervo arquitectónico variado y vasto, en donde podemos disfrutar el Exconvento del Señor del Tepozán, el Museo Minero, el Santuario de Guadalupe con su cementerio y osario anexos, dadas su sobriedad, su fábrica y calidades arquitectónicas y espaciales. Destaca también la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, distinguido templo de la comunidad, frente a la plaza principal y colindando con los principales edificios públicos del sitio, así como con la Pinacoteca y los túneles, alzándose como unos indiscutibles lugares para conocer algunos ejemplares de la arquitectura y del arte. Continuando con la parroquia, la portada se recorta de la superficie de la fachada con un trazo mixtilíneo barroco. La disposición de los dos cuerpos y las calles que la componen, detentan lo mismo que la torre en dos cuerpos del campanario, la sobriedad de la lógica del neoclásico. El orden jónico de los capiteles de la portada refiere a la advocación femenil de este templo mariano, fácilmente identificables las pilastras y cornisamentos como elementos neoclásicos. En la calle central de manera sencilla la ventana del coro se dispone sobre el arco polilobulado del acceso -único rastro de aire barroco de la portada además del perfil de su trazo mencionado con anterioridad-. La torre de dos cuerpos desplantada sobre una base cuadrada también es muy sencilla, sólo pautada por pilastras de orden toscano y rematada por una pequeña cúpula con linternilla. La fachada se manifiesta muy larga por la articulación en ella de su capilla lateral, lo que le da mucha presencia por sobre la plaza.
Además del conjunto referido, en Asientos existen otras maravillas arquitectónicas poco conocidas y por supuesto, no visitadas, ya sea por los propios aguascalentenses y foráneos, seguramente porque la infraestructura y el equipamiento se encuentran, particularmente en la capital del estado.
El añejo Real de Asientos de Ibarra, lugar minero por excelencia y gran bonanza, hoy en día es una localidad diminuta en donde varios de sus habitantes se desplazan hacia otros sitios para trabajar, lo que trae como resultado que no se detonen la industria turística o de servicios locales que fortifiquen al lugar como un destino de excursión y de recreo.
Si bien es cierto, además de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, Asientos cuenta con una cantidad significativa de sistemas arquitectónicos y artísticos, que se constituyen como parte del patrimonio local que relatan múltiples historias del sitio y tiempo específicos, en donde las personas que las habitaron en determinado momento, dejaron su impronta, sueños y anhelos.
Las fincas expuestas han podido permanecer erguidas, firmes y cuentan su valor y el aprecio que a lo largo de décadas han tenido en cuenta los habitantes de Asientos, lo que indudablemente este acervo arquitectónido se prolongará en el espacio y tiempo, suscitando la oportunidad de visitarlo, conocerlo y darle su mérito por justicia propia.