El aumento en el índice de mortalidad debido a la pandemia de COVID-19 ha provocado un incremento en los juicios de sucesión testamentaria. Esto se debe a la pérdida de vida de personas que no dejaron testamento, informó el juez sexto de lo Familiar, José Tomás Campos Castorena.

El titular del Juzgado Especializado en Sucesiones Testamentarias indicó que actualmente se están gestionando 3 mil asuntos en proceso de resolución. Esta carga de trabajo se incrementó a partir del año 2020 debido a la contingencia sanitaria.

Esta situación subraya la importancia de dejar un testamento, ya que es la mejor opción para evitar dificultades en la distribución de bienes cuando los sucesores deben asumir la propiedad como beneficiarios del difunto.

El fenómeno de mortalidad por el coronavirus afectó tanto a personas jóvenes como a adultas mayores. Las muertes inesperadas impidieron que estas personas tuvieran tiempo para realizar un testamento que expresara su última voluntad, consideró Campos Castorena.

El juez destacó que la elaboración de un testamento puede hacerse de forma sencilla ante un notario público, sin importar la cantidad de recursos que las personas posean.

«Hubo personas muy jóvenes, de mediana edad y personas mayores que fallecieron. Esto disparó los juicios en sus dos modalidades: sucesorios con testamento y sucesorios sin testamento», agregó.

Más allá de la existencia de un testamento, es necesario iniciar un juicio de sucesión testamentaria para proceder a la sucesión, en especial cuando los bienes no tienen testamento (intestados).

Campos Castorena también señaló que el testamento establece para los beneficiarios tanto derechos como obligaciones, que se derivan de la última voluntad del fallecido. Entre éstas, se incluyen decisiones sobre bienes inmuebles, activos y pasivos.