
Themis, diosa de la justicia, es una figura muy popular y conocida en el ámbito jurídico. Hija de Urano, Dios del Cielo, y Gea, Diosa de la Tierra, pertenece a la mitología griega. Su figura representa el orden, el derecho y la propia justicia. Themis es la figura que ha acompañado al abogado durante cientos de años en busca de la verdad y la justicia.
La Themis moderna y actual que conocemos tiene los ojos vendados, lo que representa una de las características más importantes: al no ver a quien juzga, resuelve con imparcialidad, sin hacer distinciones a las personas. Esta es la figura moderna de Themis con la que estamos familiarizados al encontrarla en los despachos de abogados. Podríamos pensar que Themis es justa precisamente al no ver, y esto tiene sentido con el principio de la imparcialidad. Sin embargo, en la noción clásica del derecho, Themis no tenía los ojos vendados, y esto tenía su razón de ser: para juzgar, debía distinguirse atendiendo a la persona, sus condiciones sociales, capacidad económica, situación particular, entre otras. Incluso el juzgador, al saber de los privilegios que había tenido alguien, como sus estudios y conocimientos, podía hacer que tuvieran mayores penas y castigos, considerando que debían más a la sociedad. Es decir, la posible situación o privilegio no siempre favorecían.
Es por ello que surgió en mí la duda sobre ¿cuál Themis resulta ser más justa, la que puede ver o la que no lo hace? Considerando la acepción actual y los principios del derecho, parecería imposible creer que la imparcialidad pudiese dejar de existir o incluso de creer que sea mala. Sin embargo, yo creo que la imparcialidad existe para no privilegiar. No obstante, al enfocarse solamente en ello, se olvida a la parte que sí necesita ser mirada, atendiendo a sus necesidades, su situación, sus carencias o cualquier otro motivo que influya en las personas que llegan a una disputa jurídica. En donde los actores pueden ser mirados con especial atención por parte del juzgador, y no en igualdad de circunstancias, es decir, existen casos donde se debe poner atención en las situaciones, sin dejar desapercibidas las diferencias entre las partes para ser precisamente juzgados bajo verdadera igualdad y justicia.