
Que los trastornos del sueño no contribuyan a hacer “niños problema”. Un niño que duerme bien tiene mejor rendimiento escolar y mejor comportamiento, además de estar más alerta.
Dormir un promedio de ocho horas al día, tener una hora fija para irse a la cama (ocho o nueve de la noche, según la edad), evitar mirar televisión o escuchar música, así como mantener un ambiente (luz y temperatura) constante durante la noche y cenar ligero, son algunas recomendaciones que contribuyen al mejor rendimiento escolar en los niños.
El Dr. Alfonso Martínez Hernández, jefe del área médica de la Delegación estatal del IMSS, destacó la importancia de que los padres ayuden a sus hijos a desarrollar buenos hábitos de sueño desde una edad temprana.
Al no dormir bien, los menores están expuestos a ser impulsivos, agresivos, presentar fatiga exagerada y somnolencia durante el día, lo que condiciona falta de atención en sus actividades escolares y bajo rendimiento.
Los ciclos de sueño o vigilia se deben completar para el buen funcionamiento del organismo; de nada sirve dormir 12 o 18 horas si este sueño no es reparador ni de buena calidad. Las horas para dormir estarán determinadas de acuerdo con la edad y la exigencia que demandan las actividades diarias.
De acuerdo a los reportes de los psiquiatras del Seguro Social, algunos desórdenes del sueño, que deben ser identificados en los niños son: terrores nocturnos, que ocurren durante periodos de transición, estrés o cambios de rutina; narcolepsia, que se puede identificar desde la pubertad y quienes la padecen desarrollan somnolencia y ataques incontrolables de sueño, durante los cuales se quedan dormidos, aun contra su voluntad.
La apnea del sueño, periodo en el que ocurren pausas en la respiración; los niños habitualmente roncan, su sueño es inquieto y pueden manifestar somnolencia durante el día. El engrandecimiento de las amígdalas y adenoides, alergias nasales y obesidad, son factores de importancia en el desarrollo de este trastorno.
En el IMSS se pueden aliviar y controlar estos y otros padecimientos relacionados.
El dormir bien ayuda en su sano desarrollo, tanto físico como mental, por lo que es necesario que los padres vigilen de cerca posibles problemas que interfieran con este objetivo.