
Saúl Alejandro Flores
Estimados lectores, continuamos con las reflexiones referentes a la decisión respecto a la forma en que se prestarán los servicios públicos de agua en el municipio de Aguascalientes, un tema que erráticamente se dice que está politizado, cuando lo que sucede es que ha sido reducido al resultado del manoseo electoral. Es decir, no importa si es útil o no para el fin destinado, la utilidad se centra en la visualización de los resultados electorales para el año 2024. Importa más el resultado de las urnas que el servicio público de agua sea de calidad, sustentable y sostenible. El discurso populista de que regresa a la «ciudadanía» o que ahora sí el Municipio será el rector, cuando en realidad y de conformidad con el marco jurídico, aunque exista una concesión, ésta no puede actuar si no es bajo la competencia de la autoridad municipal. Repito lo de anteriores entregas: concesión, empresa pública (mixta), organismo centralizado, descentralizado o desconcentrado son del orden municipal. Entonces, ¿para qué tanto revuelo?
No se requiere un análisis sesudo para deducir lo anterior, más aún porque se ha viciado a la ciudadanía a través de un mecanismo llamado «percepción», más que a la reflexión con evidencias o a la realidad. La percepción no demanda ejercicio racional, sino la cómoda recepción de un mensaje construido y que se impone unilateralmente. De esa manera, se construyó un villano en la empresa mientras que la autoridad municipal lucró con los miércoles ciudadanos. Esa aceptación del rol de villano fue de alguna manera aceptada por la empresa y no se procuró construir una imagen distinta. Es uno de los aspectos que han generado la discusión actual y fuera de foco.
En entregas anteriores les he mencionado, queridos lectores, que este famoso modelo no tiene aspecto alguno de novedoso. Así se ha querido crear esa percepción y los regidores lo repiten constantemente, pero no porque lo repitan están en lo correcto. Este modelo ya existe y su éxito es relativo. Pero considero más delicado aún que el reglamento publicado adolece de elementos innovadores; es un refrito de otros más. Todavía fuera un refrito de un esquema más dinámico y con visión de futuro, pero no lo es.
El análisis del reglamento y todas esas cosas que dicen por parte del Ayuntamiento, incluido el alcalde y la administración municipal anteriores, es sólo discurso «cachavotos», no tiene visión alguna hídrica. Se rescatan elementos hidráulicos, en efecto, que son como dice el lenguaje popular «de cajón», pero hasta ahí. Insisto, se repite el modelo de eso que funciona tres o seis años y luego va para atrás, incluido el sistema de León, que ha tenido momentos muy valiosos y otros de dar pena, algunos de éxito y otros de rapiña. Existen puntos en el reglamento que exhiben vulnerabilidad y lo único que garantizan es hacer lo mismo.
Algunos de esos aspectos los abordaré en próximas entregas, pero uno de los talones de Aquiles (tiene varios), pero que es el más delicado, es el financiero. Ya se ha dicho en momentos de sinceridad que no se sabe de dónde se va a obtener el dinero, principalmente la regidora Citlalli Rodríguez, eso es de preocuparse, porque lo único que tiene ese reglamento es la creación de un organismo recaudador. Y lo sostiene en otra de sus insensateces el regidor Edgar Dueñas, que con recaudar y lo que obtenga el senador Martín del Campo se saldrá adelante. Ese esquema está desgastado y es limitado, miopía operativa.
Un organismo operador moderno debe contar con visión y estructura operacional sistémica, un sistema financiero con un aparato complejo de políticas, instrumentos y mecanismos, en donde la tarifa es tan sólo uno, importante sí, pero es sólo un componente. Ningún organismo operador en el mundo tiene una recaudación fija, cada mes se recauda distinto, en primer lugar, porque los consumos varían y el pago igual. Ahora bien, si dicen que eso lo incorporan en el plan maestro o el instrumento que digan harán, no tendrá validez, pues eso debe estar en el reglamento. Recuerden que el principio de legalidad establece que la autoridad sólo puede hacer lo que la ley le permite. Se desconoce lo que son las finanzas del agua, el cómo opera un sistema financiero y de información del agua. Parecerá y es muy simple lo que he mencionado en pocas palabras del rubro financiero, pero visualizarlo, estructurarlo, diseñarlo y ejecutarlo es de alta complejidad. Pero se puede diseñar, pero no cuando el proceso está viciado y toda la ruta es deficiente como hasta ahora ha sido, con el acento de opacidad. Será un organismo alejado de esplendor y solidez financiera. Vamos, hasta la asesoría legal que les costó seis millones es deficiente y muy cara. Todo lo anterior es porque ninguno de los decisores ha sido parte de un organismo operador, ni siquiera ha formado parte de equipos de trabajo serios en el sector agua. «Por sus frutos los conoceréis», dice una frase del evangelio. Estimados lectores, continuamos la próxima semana, no olviden la importancia de emprender políticas y acciones que permitan que, en México y Aguascalientes, el agua nos alcance.
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