Las demandas de divorcio continúan al alza. Durante los primeros ocho meses de este año, el número solicitudes de disolución matrimonial alcanzaron las 3 mil 496, mientras que, para el mismo periodo del año pasado, éstas apenas llegaron a las 1 mil 974, lo que representa un aumento del 77%, informó Juan Manuel Ponce Sánchez, magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia.
Detalló que actualmente se llevan 3 mil 496 demandas de divorcio, esto es, de enero a agosto, en contraste, durante todo el año pasado, las demandas de este tipo de juicios alcanzaron las 2 mil 699, “lo que nos da una clara idea del incremento tan preocupante que están teniendo las disoluciones matrimoniales al civil”.
Más de la mitad de las separaciones se dan entre parejas jóvenes de entre 25 y 35 años, quienes ante el más mínimo conflicto, deciden poner fin a la relación sin antes explorar algunas opciones como las orientaciones matrimoniales, que en ocasiones resultan de suma utilidad porque les brindan una perspectiva diferente, les dotan de herramientas para solucionar los conflictos en la relación de pareja.
Se refirió además al divorcio entre parejas de mayores de 50 años, que en ocasiones resulta injusto para las mujeres, ya que se quedan en una situación de vulnerabilidad total, pues mientras que el varón, al haber trabajado toda su vida, goza de una pensión, misma que no está obligado a compartir con su ex esposa dado que la ley no le obliga.
“La ley obliga a la manutención de los hijos, pero a esas edades, por lo general, los hijos ya tienen su vida hecha, por tanto, los varones se quedan protegidos con la seguridad social, pero las mujeres no, lo que deriva en un problema de índole social y económico delicado”.
Las mujeres han dedicado toda su vida al hogar, a la educación de los hijos y a la atención del marido y de pronto, con un divorcio, cambia su realidad y es obligada a conseguir trabajo cuando el mercado laboral ya no las emplea, ni a hombres ni a mujeres con más de 50 años, pero son las mujeres las que sufren las peores consecuencias.
El magistrado presidente reiteró que el incremento al número de demandas de divorcio se dan, no tanto porque ahora sean más rápidos los juicios con la figura del divorcio incausado, sino que se presentan como reflejo de un complejo deterioro del tejido social, caracterizado por entablar relaciones en matrimonio sin ningún tipo de preparación previa, es decir, sin considerar que la unión marital implica grandes retos individuales y de pareja que ambos tendrán que sortear.
Ahora buscan en el divorcio una solución a los problemas, sin embargo, no resulta ser una solución propiamente, ya que los problemas se multiplican y terminan en una situación peor de cómo estaban en matrimonio.
Dijo que es conveniente que quienes están haciendo planes para contraer nupcias, entren en un profundo proceso de reflexión para que cobren conciencia del compromiso que significa casarse y del esfuerzo que tendrán que hacer para vivir en armonía y en pareja.
“Se necesita que las parejas vean al divorcio como la última opción antes de decidir su separación” consideró.