Francisco Rivas
Agencia Reforma

SAN NICOLÁS DE LOS RANCHOS, Puebla.- En la localidad de Santiago Xalitzintla, la segunda más cercana al cráter del Popocatépetl, prevalece la «lluvia» de ceniza, pero también de reclamos de sus pobladores, inconformidad contra autoridades locales y hasta desinformación.
La caída de material volcánico cumplió 48 horas prácticamente continuas, según los testimonios de los habitantes, aunque destacaron más las deficiencias ante el cambio del semáforo de alerta a color amarillo fase III.
Una de las principales quejas es que el Ayuntamiento de San Nicolás de los Ranchos, que preside Gumaro Sandre Popoca, no ha informado a la gente qué significa la modificación de ese semáforo.
Lázaro Chalchi, vecino del pueblo, primero sostuvo que sí sabían sobre el aumento de la actividad y el respectivo cambio de la alerta volcánica, pero después afirmó que sólo les pidieron estar informados.
«Estar al pendiente más que nada», dijo, con reserva, el hombre de 65 años de edad.
Juana, una mujer de edad, abiertamente criticó que nadie del Gobierno se acercara a explicar en qué consiste el semáforo.
«No le entiendo qué quiere decir ‘amarillo’; si ya no va a pasar nada con el volcán, pues qué bueno, pero a eso no le entiendo», dijo la señora, mientras esperaba un acto público en la plaza principal.
-¿No ha habido nadie que les explique?
-No, no; aunque le pregunté a otra persona igual nadie sabe, y ustedes -periodistas- tienen que saber eso del amarillo.
-No significa que tengan que dejar sus casas, sólo es un llamado para que estén atentos.
-No sabía eso, pensé que ya estaba tranquilo el volcán y que ya no iba a hacer nada.
Otros vecinos lamentaron que las vialidades de la comunidad e incluso la ruta de evacuación no estén en las mejores condiciones.
El Secretario de Gobernación estatal, Julio Huerta, intentó explicar a los asistentes en qué consiste el cambio en el semáforo, pero sólo dijo que se trata de un estado de «preparación».
Alicia Pérez, que estaba sentada junto a Juana, aprovechó para reprobar que sus autoridades municipales mantengan las vialidades deterioradas.
«Estamos al pendiente de que arreglen las calles y las carreteras para cuando llegue la evacuación; Dios no lo quiera, pero ¿para dónde vamos a salir?», lamentó.
Además, afirmó que el único albergue de la comunidad está abandonado, con suciedad y sin condiciones sanitarias.
Otros habitantes se inconformaron porque los llamaron para participar en un simulacro, pero en realidad se trató de una «supervisión de la ruta de evacuación», con un acto protocolario en la plaza de Santiago Xalitzintla.
Pero también compartieron sobre desinformación, pues hay un grupo de pobladores que asusta al resto al advertirles que, en caso de una evacuación, si salen de sus casas perderían sus propiedades.
Ema Lucero García, también habitante, contó la versión que se propaga de que llegarían extranjeros para apropiarse de sus terrenos e inmuebles.
«Lo hemos oído en la televisión (una eventual evacuación), pero de ahí a que estemos de acuerdo es otra cosa, sólo estamos pendientes», explicó.
«Pero si ya se viene la evacuación y toda la gente sale, adelante, los seguimos. No estamos tan de acuerdo porque varias personas dicen que si llegamos a salir van a venir los extranjeros y nos van a quitar nuestra casa; la gente es la que luego dice, y nos dicen que no aceptemos salir».
Ema Lucero manifestó que, en todo caso, prefiere quedar sepultada en su casa a perder su pedazo de tierra.