
Durante la celebración de la Pasión y Muerte de Jesús, el Obispo Juan Espinoza Jiménez afirmó que este Viernes Santo es tiempo para que cada uno de los fieles se pregunte cómo vive su propia cruz en los diversos entornos como el familiar, el personal y el laboral. De ello, habría que tomar en cuenta siete enseñanzas, dijo.
En la homilía, el Prelado señaló que la primera enseñanza es que nadie se escapa de su propia cruz y la segunda es que ésta puede ser “la máxima escuela de crecimiento humano”. Quien siente dolor, dijo Espinoza, “purifica su corazón, se hace más humilde, solidario, sensible con los demás, además se hace agradecido por los dones recibidos y se hace mas paciente en las pruebas”.
El Obispo agregó que la tercera lección se presenta cuando muchos hombres regresan al Creador tras vivir la cruz que representa una quiebra económica, una enfermedad larga que no se puede combatir o ante la muerte de un ser querido.
El Pastor de la Diócesis precisó que la cuarta enseñanza se refiere a que Cristo “no quita la cruz, pero nos ayuda a cargarla y nos sostiene en las experiencias de agobio y dolor”. La quinta lección nos hace entender que entre más crucificados por la pobreza, la soledad, la vejez, el abandono, la enfermedad, somos más amados por Dios.
De igual modo, invitó a descubrir la sexta enseñanza de Jesús, ya que al seguirlo el corazón humano encuentra “la sabiduría y la salvación”. Y la última se relaciona con que no hay cielo sin cruz. El pastor aclaró que para ello es necesario aceptar y sanar las experiencias, “dejando morir el ego, la inconsciencia, el pecado, para entrar al amor de Dios”.
Juan Espinoza afirmó que el misterio de la Cruz representa “la consumación total del amor de Dios al prójimo, es la vida que se entrega por ternura, por servicio, por dar la salvación a los hombres”.