Por iniciativa propia y con insumos particulares, sin más permisos que el dictado por la cultura de la responsabilidad colectiva y ataviadas incluso de manera discreta, una pareja de mujeres asiáticas dedicó parte de su domingo a limpiar a conciencia la huella de las pintas dejadas en la marcha del pasado 8 de marzo sobre las letras AGUASCALIENTES, ubicadas en la Plaza de la Patria. Una tarea que ni las autoras, las autoridades o ciudadano alguno intentaron cumplir luego de las expresiones feministas. La lente de El Heraldo dio seguimiento a la afanosa tarea sustentada, según la comunidad japonesa, en que siempre es mejor vivir en un lugar limpio.