
María Elena Ríos es una sobreviviente de un intento de feminicidio en donde su agresor utilizó ácido para intentar asesinarla en el 2019. María Elena es una saxofonista, que después de su recuperación, aún con marcas y cicatrices que dejó el ácido en su cara, manos y piernas, decidió volver a tocar el saxofón y acudir a presentaciones y tocar su instrumento con cubrebocas y de este modo ocultar sus cicatrices.
Su agresor, un ex diputado del estado de Oaxaca, quedó en prisión preventiva desde 2020, mas el juicio se llevó a cabo hasta hace unos días. El juez le concedió al principal sospechoso la prisión domiciliaria por motivos de salud, además de denunciar la defensa de María Elena que durante el juicio, hubo una serie de irregularidades, como negarle la palabra a la víctima.
En México, el delito de feminicidio forma parte del catálogo de los delitos graves que requieren prisión preventiva justificada y esto tiene su razón de ser en el inminente riesgo que tienen las víctimas de ser agredidas nuevamente.
Es por ello, que, ante la polémica de este caso y la forma tan incompetente por parte del juez al llevar a cabo el juicio de esa manera, fue la diputada Marcela Fuente quien presentó una iniciativa de ley que busca el reconocimiento de los ataques con ácido ya no como una agravante, sino como un delito independiente. Es reconocida como la “violencia ácida”, en donde se trata de concientizar sobre las consecuencias que quedan para una persona que sufre un ataque como estos y sobreviven: son las marcas que quedan de por vida, las limitaciones que se pueden generar físicas y mentales, entre otras que me parecen muy graves y es importante pensar en la reparación del daño que merece la víctima por todo lo que sigue “después del ataque”.
Es importante analizar que, si bien, esta iniciativa de ley es ahora sólo una iniciativa, las víctimas de violencia ácida comienzan a pronunciarse y la impunidad y corrupción que han tenido en los juicios particulares genera un sentimiento de mayor injusticia, en donde el colectivo de mujeres víctimas se une y se fortalece, pues las autoridades no han logrado resolver sus casos como el de María Elena por más controvertido que es.
El feminicidio y la violencia contra la mujer son fenómenos muy lamentables y tristes que ocurren día a día en nuestro país y quizás uno que no es juez, ni legislador, ni toca decidir cómo aportar o resolverlo, lo único que podemos ser en ocasiones es empáticos con estas víctimas; son estos verdaderos casos de desgracias y lo único que merecen sus víctimas es justicia.