Hablar sobre el saldo que dejó la educación a distancia en nuestro país parece ser, actualmente, algo “pasado de moda”. Desde que se implementó el regreso 100% presencial a las aulas, las y los tomadores de decisiones parecen estar más tranquilos, enfocándose en diferentes temas que les resultan de mayor relevancia (específicamente campañas electorales), dejando de lado las tareas pendientes que dejó esta problemática mundial. Por ello, es de suma importancia que, a pesar de que ya ha transcurrido un tiempo considerable, tomemos cartas en el asunto y pongamos los pies sobre la tierra. ¿Cuáles son los retos pendientes? ¿Qué aspectos se han ignorado por completo? ¿Por qué es tan importante la evaluación diagnóstica y los planes de acción?

Desde la baja en la calidad de la enseñanza, la poca efectividad del programa “Aprende en Casa”, el descuido del combate al rezago educativo y la nula intervención de la Federación para atender la salud socioemocional de las y los estudiantes, existen muchas áreas de intervención que la SEP ha dejado de lado y que, a la fecha, siguen siendo urgentes para mejorar el sistema educativo. A partir de la estrategia “los sueños se construyen en el aula”, implementada por el Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA), contempló una evaluación diagnóstica en el sector educativo, cuyo resultado fue que se detectó a 50 mil alumnas y alumnos en rezago educativo (es decir, que no pueden comprender un texto básico, o realizar una operación matemática inicial, entre otras habilidades). Estos datos son muy valiosos para definir dos objetivos: uno, el marco de acción que debe seguir la política educativa a nivel estatal (cómo plantear estrategias de solución a mediano y largo plazo) y otro marco de monitoreo (establecer intervalos que nos den un margen de efectividad de dichos planes de acción). Un plan de nivelación estatal podría incluir dinámicas similares a las que se han ejecutado a nivel nacional por instituciones como el Consejo Nacional del Fomento Educativo (Conafe), quienes han lanzado programas de “líderes educativos comunitarios”, que son en su mayoría jóvenes que reciben una capacitación inicial y viajan a las comunidades más alejadas del país para apoyar a las y los niños en situaciones de marginalidad o pobreza extrema con su formación académica. Aguascalientes podría ejecutar un programa similar, invitando a las y los estudiantes universitarios a formar parte de esta cruzada educativa, brindándoles apoyos económicos a los líderes educativos estatales (becas de movilidad, horas de servicio social, reconocimiento con valor curricular) y utilizar instalaciones públicas para que puedan capacitarse y atender a las y los estudiantes que requieren de dicho servicio (de forma gratuita y con diferentes modalidades).

Esta iniciativa sería de mucho provecho para nuestro entorno estatal, dado que a nivel federal hay una amplia indiferencia por combatir este problema público. Por poner un ejemplo, se intentó un ejercicio básico de nivelación a través de las “comunidades de aprendizaje” a inicios del 2021 y la ampliación del ciclo escolar en 2022; sin embargo, ambas medidas no contaban con márgenes de evaluación que no salieran de las propias escuelas. En otras palabras, las instituciones educativas pueden identificar qué es lo que se requiere atender, cuáles son las necesidades del alumnado y plantear estrategias de intervención; sin embargo, las autoridades federales prefieren delegarles dicha responsabilidad y han decidido enfocarse en sus programas prioritarios: impulsar becas para el bienestar, ampliar las universidades Benito Juárez García y promocionar publicitariamente al gobierno en turno. Tan sólo habría que leer alguno de los portales o periódicos actuales para saber que la ex titular de la SEP, Delfina Gómez, está contendiendo por la gubernatura del Estado de México (por segunda ocasión), dejando una gestión indiferente ante las estrategias vitales para el regreso presencial y con cuentas pendientes (La Auditoría Superior de la Federación detectó irregularidades por más de 830 millones de pesos durante su gestión, lo equivalente a más del doble de lo que se invirtió para los programas de Aprende en Casa durante el aislamiento).

En síntesis, el sector educativo se transformó en el botín político de la Cuarta Transformación, quienes además de hacer reformas a los artículos 3° y 4° de la CPEUM ad hoc a su proyecto de política educativa (estableciendo que las becas son un derecho constitucional), han ignorado por completo la realidad educativa en la que viven millones de alumnas y alumnos en todo el país. La única alternativa viable es promover medidas estatales para mejorar el panorama educativo local y garantizar un futuro más próspero en nuestra entidad. En pocas palabras, hacer la tarea que el Gobierno Federal no quiere hacer.