Margarita Estela Esparza Valdivia

Varias veces llegó a afirmar, que después de bailar con un zacatecano en Aguascalientes y al ver a otros zacatecanos que iban con él, se dio cuenta que los muchachos de Zacatecas eran físicamente diferentes a los de Aguascalientes en la parte posterior del cráneo.

Con el tiempo sostenía su opinión, afirmando que incluso varias zacatecanas coincidían en ello y me repetía: “La parte posterior del cráneo arriba de la nuca[1] es más protuberante o más salida en las personas de Aguascalientes o de otros estados y las personas de Zacatecas, la tienen más plana”.

Con el tiempo le he dado la razón muchísimas veces, pero nunca nos atrevimos a generalizarlo.

Sólo una cosa suplió el magisterio en su vida: la Tercera Orden Franciscana de Guadalupe u Orden Franciscana Seglar.

Ahí también fue feliz y a pesar de haber tenido la mejor amiga que podía tener en su propia casa: a la señora María Guadalupe Márquez Gonzáles[2], de haber tratado por muchos años a las señoras Chelo Rodríguez de Salmón, Alicia Muñoz de Raygoza[3], Lety Mendoza de Flores, Cristina Vázquez[4], Gila Avella de Gutiérrez y muchas más que fueron siempre personas amables. También con los Franciscanos Seglares tuvo grandes amigas como Doña Natalia Gonzales, viuda de Castillo[5], Chelo Hernández de Cid[6] y Gloria Benítez Rivera.[7]

Proponía que los terciarios hicieran obras sociales, entre ellas, que las calles y plazuelas llevaran nombres de los misioneros franciscanos y de palabras y frases relacionadas con el Colegio Apostólico. Propuso también el embovedado del arroyo y le repetían que eso “era una locura”, afortunadamente llegó a verlo, aunque los terciarios no lo hubiesen llevado a cabo. Alguna vez entró en terna para ministra de la orden y predicaba que todos nos hiciéramos terciarios: hijos, esposos, vecinos, amigos. Llegó a invitar a un presidente municipal a la Tercera Orden y a todos los amigos de mi papá.

Para mi mamá, ser ministro terciario era casi como ser padre guardián o presidente municipal, al grado de tratar por ejemplo a la señora Chelo Hernández casi como a un sacerdote. Y era tal su admiración por los ministros, que cuando se nombraba a uno de ellos, levantaba el dedo índice e ingenuamente agregaba: “ministro terciario” o “hija de ministra”, es por ello que en las notas cito la genealogía franciscana.

Fueron tiempos felices para una seguidora de las nieves de “El As”, de los dulces y chocolates de “El Caramelo”, de los ladrillos de “La Especial”, de los eventos del Deportivo Ferrocarrilero, las malteadas del “El Parián”, las toluqueñas, los paseos en el Jardín de San Marcos, las misas de los templos de San Antonio, San José y San Diego cerca de su casa, la historia, la política y la cultura de México y del mundo, admiradora de Poniatowska, Garibay, Rius, Muñoz Ledo, Brozo, Gabriel Vargas y su Familia Burrón, las caricaturas de Lorenzo y Pepita, y sobre todo de Carlos Monsiváis y Guadalupe Loaeza. Tiempos felices, aun con su hija enferma, aun con tantas decisiones erráticas por presión y desesperación. Tiempos felices que finalmente tenían que serlo. Pues al saber tratar y aceptar la discapacidad, las personas no tienen más que vivir normalmente, pero bueno, las culpas y el cariño por alguien que quieres ver diferente sí te cambian mucho la vida.

Ya alejada totalmente de la docencia y un poco de la Orden Franciscana Seglar (después del entusiasmo inicial), tomó dos diplomados de arte en el Museo de Guadalupe y comenzó unos cursos de preparatoria por correspondencia, sin poder terminarlos por cuestiones de salud.

Pese a su pasado feliz, a sentirse feliz por sus hermanos, por los tíos que tuvo, de ser oportunamente ocurrente como toda su familia, de ser tan preparada, tan sonriente, tan risueña, tan activa, esperaba otra vida… y no lo niego, otros hijos. Sólo me anima recordar su buen humor, humor de carcajadas con las que nos hacía reír a todos, expresado en las películas cómicas, los programas cómicos y las puntadas de algún familiar o amigo. Un día, después de escribir la historia de la familia Carreón Díaz, su familia materna, decidí reimprimir todas las fotografías en las que ella fue feliz.

Desgraciadamente, todo se hizo después, aunque confío en que, alguna vez, le permitan darse una vuelta y pueda ver todo eso.

Maestra Valdivia: Que la Felicidad Infinita junto a Dios te acompañe eternamente. Amén.

[1] La referencia, es a los huesos occipital y parietal.

[2] Siempre, ¡gracias a Dios!, mi hermana Emma Alicia tuvo una segunda madre, que fue el apoyo bendito de mi mamá y de toda la familia: la señora Lupe, su nana de toda la vida.

Lupe o “Lupita” como la conocían todas sus vecinas, amigas y sacerdotes que la admiraban, fue una mujer íntegra, valiente honesta, honrada, “honradísima”, leal, servicial, trabajadora, cariñosa, comprensiva, tierna, amiguera, excelente madre, excelente suegra, siempre sacando un gran corazón en las situaciones difíciles y extremadamente religiosa. Llegó a faltar a la casa por sus enfermedades, pero una vez que se quebró una pierna, se quitó hasta la férula para asistir a una misa de su templo. Nos hacía reír con todas sus ocurrencias y al mismo tiempo se reía continuamente de las de todas sus amigas, especialmente de sus vecinas, amigas inseparables, “personajes del pueblo” como ella, tan serviciales y simpáticas como ella: las señoras Kika Venegas, viuda de don Miguel Vázquez y Estelita Hymamura. Sé que está en el cielo como mi hermana y mi mamá, sé que está en el cielo.

[3] De la señora Alicia Muñoz de Raygoza se decía que tenía el tipo de una actriz mexicana muy bonita, tenía no sólo cuatro hijos muy guapos, sino también hermanos que eran, al igual que ella, excesivamente admirados.

[4] Ambas, señoras muy bonitas, con hijos muuuuuy guapos en el centro de la ciudad y más allá; al igual que los Romo Valdez, De Santiago González, Chacón Quintana, Marín Jiménez, Ochoa Elías, etcétera. Y aun cuando los directores de coros e integrantes de rondallas, han tenido mucho más éxito con las chicas y de que en la colonia del ISSSTE había bastantes muchachos guapos, nos faltarían muchos por mencionar y sólo agregamos unos cuantos más según una encuesta de grandes admiradoras. Como casos aislados: al ingeniero Máximo Herrera Esparza, Rubén Ovalle Flores, Felipe Garza Ramos, Aldo Vázquez Venegas, Marco Antonio Torres Inguanzo, Oscar y René Rincón Díaz, Vinicio Medina De la Torre y su hijo Vinicio Medina Gallardo, Antonio Carreón Ramírez, Héctor Manuel Mauri Carreón (Daris), etcétera.

[5] Su comadre y maestra Formadora en la Orden.

[6] En mayor importancia que los coros y demás grupos apostólicos, La Tercera Orden es, en opinión de la maestra Martha Esthela de Ávila y mía, la historia de las familias católicas de Guadalupe. En ella, sin generalizar, pueden observarse la responsabilidad, el compromiso y la religiosidad de muchos de nuestros habitantes. Algunos hombres y mujeres, por cariño, admiración, carisma, liderazgo, carácter, buen testimonio de vida y honestidad, han ocupado varios cargos y principalmente el de ministros locales, regionales y nacionales, no una, sino hasta cuatro o más veces, como: el hermano Cipriano de Alva, ministro local por elección cuatro veces consecutivas y esposo de la Señora Simona Rodarte, también ministra por elección en una ocasión; María de Jesús Sánchez, viuda de Rodríguez y directora de la vieja escuela de Niñas, por elección cuatro veces ministra; Chelo Hernández, viuda de Cid, aparte de haber sido promotora vocacional, viceministra y secretaria, hija y esposa de ministros, ha sido dos veces ministra local por elección y dos veces regional al igual que la licenciada Rosalina Meza Soto, “actual” y dos veces ministra local por elección y tres veces ministra regional, siendo nieta, hija y sobrina de ministros. Margarita Soto, viuda de Meza, tres veces ministra por elección, siendo aparte de ello, nuera, hermana y madre de ministros. María de los Ángeles Rodríguez de la Rosa, ministra por elección en tres periodos consecutivos; la maestra Martha Esthela de Ávila García, dos veces ministra local por elección y una por suplencia además de ser la única Zacatecana en ser ministra nacional por elección durante cuatro trienios, viceministra y ecónoma nacional, coordinadora nacional de Ninfra y Adofra: “Para Gloria de Dios”, repite continuamente. Asistió a cursos de formación en Roma, Asís, Ecuador, Venezuela, Puerto Rico, Guatemala, etcétera. Y repite: “Me gasté y desgasté por el mero, mero”.

[7] Viceministra, ecónoma, secretaria y celadora de la orden.