
Como una postura “prepotente” calificó Gerardo Ortega de León a los ambientalistas que exigen la suspensión de inyección de agua tratada al acuífero impulsada por Inagua y Conagua y en el que se han invertido 200 millones de pesos.
La postura de la doctora Enriqueta Medellín, de Conciencia Ecológica, es inapropiada dado que el proyecto que lleva a cabo el gobierno del estado y que cuenta con el apoyo financiero de Conagua, “está apegado a la legalidad, está sustentado en normas oficiales mexicanas, concretamente la NOM-14 CONAGUA y la NOM-127SSA, que regulan estrictamente la recarga artificial del acuífero.
Pretender que dicho programa de inyección de agua tratada al acuífero sea interrumpida sólo por una presunción es una postura prepotente, y que difícilmente ayudaría a solucionar el grave problema del agua potable en la entidad.
“Los ambientalistas estamos obligados a que nuestro activismo esté sustentado en la legalidad, por eso, en lo personal, cuando hago algún posicionamiento, siempre estoy con la ley en la mano para evitar caer en posturas fuera de lugar”.
Sin embargo, dijo que a todos les asiste el derecho de expresarse y manifestarse en el sentido que más les convenga, pero apuntó también que, en el caso específico del programa de inyección de agua tratada al subsuelo, está apegado a la legalidad, porque además de todo, las normas en las que se basan son muy estrictas y en todo caso lo que se debe hacer es supervisar que en verdad se cumpla con la norma.
Sería importante que un ambientalista de los que ahora están pidiendo que el programa sea suspendido, participe de forma estrecha y que colabore en las supervisión del cumplimiento de la norma y, en el caso de que la normatividad no se cumpla, que las autoridades sancionen de inmediato, incluso, “ante la recurrente violación de la norma, cabría la clausura de esta inyección al acuífero”, pero no de manera anticipada, cuando apenas acaba de arrancar.
Por otro lado, destacó que los ambientalistas deberían estar más preocupados por la contaminación del acuífero, pero no por la inyección de agua tratada sino por la infiltración de una cantidad impresionante de aguas negras de dos fuentes, principalmente: por la falla del Río San Pedro y por la deteriorada red de drenaje de la ciudad.
Mediante estas dos infiltraciones, el manto acuífero está recibiendo ahora mismo una descarga impresionante de aguas contaminadas, no sólo por biológicos sino por químicos dado que la falla del Río San Pedro, que corre a lo largo de su cauce, esos factores sí resultan mucho más peligrosos que la recarga artificial del acuífero, dijo el ambientalista independiente.