La educación, la cultura y la ciencia siempre han ido de la mano. Esto no debería sorprendernos, dado que en el proceso de formación educativa a temprana edad, desarrollamos también diferentes habilidades no cognitivas y socioemocionales, de las cuales derivan aptitudes que nacen de la creatividad (y se impulsan a través de la curiosidad). Por ello, es de vital importancia que durante los primeros años de nuestra formación optemos por fomentar en las generaciones entrantes los diferentes medios de expresión artística, así como enseñarles la importancia de comprender la cultura y que, a través de estas actividades, puedan identificarse con su entorno social; por otra parte, al estar inmersos en la globalización, la tecnología y la ciencia se han convertido en factores esenciales en nuestra cotidianidad, por ello, es de vital importancia que se genere una mayor comprensión, desde los primeros años de escolaridad, sobre cómo se desenvuelven ambos conceptos en nuestro día a día. De esta reflexión surge mi interés por enfocar este texto hacia el papel que podrían tomar la Casa de la Cultura y el Museo Interactivo de Ciencia y Tecnología (Museo Descubre) durante esta administración y la futura relevancia de dichos lugares en la mejora del sector educativo estatal.
La Casa de la Cultura (ubicada en el centro de la ciudad) es un edificio histórico, que abrió sus puertas como un centro cultural a mediados de los años 60, esto ya que se traspasó el dominio al entonces Instituto Aguascalentense de las Bellas Artes (actualmente, el Instituto Cultural de Aguascalientes), desde entonces esta institución ha ofrecido diferentes clases y talleres de música, pintura, escultura, idiomas, expresión corporal, entre otras; así mismo, también es el punto de encuentro de diferentes galerías y exposiciones artísticas, siendo quizás uno de los lugares más destacados culturalmente en nuestro estado. Por otra parte, el Museo Descubre (ubicado al sur de la ciudad) es una institución creada en los años 90, cuyo propósito es el fomento a la ciencia y la tecnología, contando con diferentes tipos de exposiciones, aulas interactivas, jardines botánicos, una pantalla IMAX, un planetario y un observatorio; el enfoque, evidentemente, va dirigido a que las y los usuarios puedan tener un contacto más cercano con la dinámicas relacionadas a las ciencias y, de la mano de la tecnología, impulsa el interés en la comunidad sobre dichos avances, cuya aportación a la sociedad resulta muy enriquecedora.
Actualmente, ambas instituciones tienen sus puertas abiertas y sus programas vigentes (en parte, por la demanda que hay de los servicios que ofrecen), sin embargo, se tiene la creencia de que ambos temas (cultura y ciencia/tecnología) se contraponen, es decir, que son mutuamente excluyentes y deben enseñarse como cuestiones separadas. Esta dicotomía puede traer consigo la segmentación de gran parte de nuestra comunidad, sobre todo en ámbitos más especializados, generando lugares comunes entre estudiantes de diferentes entornos o carreras, orillando a nuestra comunidad a restarle valor a otras ramas y, por ello, perder la oportunidad de desenvolvernos en ámbitos multidisciplinarios e integradores. A partir de lo anterior, considero que se pueden implementar programas culturales y de ciencia/tecnología a través de una interacción simultánea, es decir, crear talleres o cursos multidisciplinarios, donde las y los estudiantes puedan aprender sobre ambos sectores, de la mano de guías que les orienten sobre la importancia de tener una comprensión en ambas materias y generar una mayor inclusión.
Es aquí donde entra la Casa de la Cultura y el Museo Descubre, ambas instituciones pueden llegar a gestar un programa de esta naturaleza, creando un curso multidisciplinario para estudiantes de educación básica, (con el apoyo y orientación del IEA) el cual contemple clases/talleres/dinámicas sobre la importancia de la cultura y las artes en el mundo y nuestro entorno; para posteriormente, redirigirse a abordar las ciencias y su función vital para el desarrollo continuo de nuestra sociedad y la mejora de la calidad de vida de todas y todos (obviamente, cada taller se ubicaría en su sede especializada); y finalmente, brindar espacios de reflexión para que las y los estudiantes compartan cuáles fueron sus percepciones sobre ambos temas y cómo los ve reflejados en su entorno cotidiano.
Resulta desafortunado que no se cuenta con programas de esta naturaleza en las escuelas públicas estatales (fuera de los cursos ya inscritos en los programas), así como también, el Museo Descubre se encuentra actualmente en una orfandad presupuestal (su actual director, Mauricio Alafita, le expresó al portal La Jornada Aguascalientes que cuentan con recursos “súper limitados” y que recibió dicho lugar “abandonado y descuidado”). Si bien, es cierto (y acertado) que la prioridad en la agenda pública estatal en el ámbito educativo es el combate al rezago educativo y el fomento de la movilidad estudiantil, no podemos ignorar que existe esta área de oportunidad. Si queremos generar una visión humanista e integral en las futuras generaciones, debemos consolidar los espacios de fomento a la cultura y la ciencia en nuestra entidad. Si queremos cimentar las bases de una generación más próspera, inclusiva y preparada, debemos atender a estas áreas de conocimiento, cerrando estas brechas y tender puentes de cooperación para asegurar un mejor porvenir para toda la comunidad hidrocálida.