Noé García Gómez
La cúpula de MORENA tiene una estrategia, hacer labor de zapa para menguar las condiciones competitivas de sus adversarios partidistas. Saben que la estrategia de tener el nombre e imagen de López Obrador no es para siempre, por lo que han cansado otra estrategia que consiste en socavar, corroer algo paso a paso financieramente y con sus respectivos costos políticos a los demás partidos y así obtener beneficio.
¿Por qué lo digo? Por lo siguiente:
Primero.- El pasado 29 de octubre de manera sigilosa la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobó reducir el financiamiento público a los partidos políticos a la mitad; una propuesta que, por los niveles de aprobación de los partidos políticos, claramente seria popular entre la población. Pero el pasado 12 de diciembre la mayoría de los partidos de oposición la rechazaron. Claramente fue una trampa que les puso MORENA, pues si bien pareciera que ganaron al detener la propuesta, tendrán un enorme desgaste ante el electorado, ya que quedará como que no quisieron sacrificar sus prerrogativas. ¿Reducir el presupuesto a los partidos políticos con la simple formula de restar el 50% es benéfico para la democracia? No, pero repito, MORENA les puso una trampa y ellos mordieron el anzuelo.
Segundo.- Inmediatamente después de que se rechazó la propuesta de MORENA de reducir las prerrogativas a la mitad, dicho partido salió a decir que ellos regresaran el 75% de sus prerrogativas para el 2020, que asciende aproximadamente a mil 200 millones, argumentando “congruencia con la política de austeridad del Gobierno Federal”, según manifestó la presidenta de ese instituto político. Para por si quedaba duda, quedar ante la población como el Robin Hood de los partidos.
Tercero.- Seis de los siete partidos con registro a nivel nacional tienen reducción del financiamiento por los resultados electorales, ¿se imagina cuál de ellos no los tiene? Es correcto, MORENA ya que al ser un partido relativamente joven y con gran votación obtenida en el año pasado, le han generado un superávit financiero, en cambio el presupuesto del PAN para este año fue 20 por ciento menor, los ingresos federales del PRI bajaron un 43% y del PRD un 60.
Cuarto.- Los principales partidos de oposición tienen deudas financieras, por ejemplo el PAN contrajo créditos con instituciones bancarias por casi 300 millones de pesos, el PRI por más de 90 millones.
Quinto.- Las multas de la autoridad electoral son una pesada loza, en 2018 el Instituto Nacional Electoral realizó multas históricas a los tres principales partidos de oposición; donde PRI fue el más sancionado, con una suma global de 186 millones 70 mil pesos; el Partido Acción Nacional acumuló 89 millones de pesos de sanciones y en el Partido de la Revolución Democrática, sus sanciones fueron de 66.9 millones de pesos.
Sexto.- Las aportaciones voluntarias y donaciones particulares hace mucho que dejaron de ser un mecanismo de financiamiento partidista, ¿Quién no recuerda el boteo del PRD que se hacía en sus primeros años, la rifa nacional que realizaba el PAN o los certificados de aportación voluntaria que daban los partidos y que los donadores orgullosos enmarcaban y ponían en sus casas u oficinas? Hoy todo eso quedo en el pasado.
Séptimo.- Después del año 2000, la burocracia partidista sufrió una explosión y se incrementó, se pasó de la militancia por convicción a la contratación de personal, tener una actividad en un partido político dejó de ser un trabajo de voluntad y coincidencia ideológica a una transacción monetaria. Por lo que la burocracia secuestró las actividades y se creó una adicción al dinero público.
Finalmente, tal vez lo anterior hace que la oposición esté consternada y menguada, y tal parece que MORENA en su tablero de estrategias les está ganando otra partida, y nuevamente la oposición reacciona torpemente a ello, sin tener una contra-estrategia para hacer frente, y eso es verdaderamente preocupante.