Luis Muñoz Fernández
Van Rensselaer Potter (1911-2001) fue un bioquímico e investigador del cáncer estadounidense a quien se atribuye el haber acuñado por primera vez en el idioma inglés la palabra “bioética”, que apareció en un artículo que publicó en 1970 en la revista “Perspectives in Biology and Medicine”. Aquel artículo fundacional se titulaba “Bioética, la ciencia de la supervivencia”.
¿Cuál es el objeto de estudio de esta disciplina? Es múltiple, tanto como diversos son los estudiosos interesados en ella. En la página electrónica del Colegio de Bioética, A.C. (https://colegiodebioetica.org.mx) se exponen los temas que estudia: el inicio de la vida humana, ética y genética, el final de la vida humana, ética médica, ética social y salud pública, ética y animales no humanos, ética ecológica, ética en investigación biomédica y neuróetica.
Como puede verse, son temas importantes y de gran actualidad, incluso algunos tienen un carácter urgente y apuntan al título de aquel artículo de Potter. Necesitamos reflexionar sobre ellos, discutirlos y difundirlos antes de que la codicia y la irresponsabilidad de las que venimos haciendo gala acaben con la vida en el planeta.Y toca aspectos particularmente delicados y controvertidos, como los relativos al inicio y final de la vida humana. Libertades temidas y prohibidas.
Manuel Jesús López Baroni, licenciado y doctor en Filosofía y Derecho, actual secretario del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona, escribió un libro titulado “El origen de la bioética como problema” (2016). En él nos describe cómo Potter fue pronto marginado al fundarse en 1971 el Instituto de Ética Joseph P. and Rose F. Kennedy (hoy Instituto Kennedy de Ética) de la Universidad de Georgetown, centro de marcada orientación católica. Su primer director, el ginecólogo André Hellegers, definió la Bioética como una “ética médica”, para dar inicio a una vigorosa campaña contra el aborto. Esta idea reduccionista de la Bioética se sigue fomentando hoy en varias agrupaciones que se dedican a ella, tanto en México como en el extranjero.
“Ante el sesgo religioso de los primeros bioeticistas, que insufló a la disciplina un aura de asfixiante espíritu misionero… y la decidida vocación monopolizadora de los teólogos en cuestiones tan sensibles como la reproducción, la sexualidad, el aborto o el fin de la vida” –en palabras de López Baroni– surgió como respuesta la Bioética laica, que basa sus premisas en la ciencia y la filosofía, sin tendencia confesional.Una Bioética para todas y todos. La auténtica ciencia de la supervivencia.
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