
Por: Itzel Vargas Rodríguez
En el programa nocturno estadounidense “Last Week Night”, el presentador John Oliver presentó un breve sketch donde en un rápido vox populi por las calles, la gente se quejó de cómo el año 2016, había sido uno terrible. Desde la muerte de grandes artistas como David Bowie o Prince, hasta lo que mundialmente ha conmovido: los casos del Brexit, el No a la Paz en Colombia y la “cerecita del pastel”, la llegada de Trump a la silla Presidencial de los Estados Unidos.
Como una forma liberadora para despedir un mal año, la gente en aquél sketch literalmente maldeció el 2016 y al final, el presentador dio pie a hacer explotar unas letras enormes justo con el número 2016.
Y es que, verdaderamente este año ha sido uno anormal. Demasiado polémico y con muchos tintes de aspectos que se consideraban guerras ya ganadas como: la disminución de la discriminación, la amplitud de la equidad de género, el respeto a la diversidad y a las distintas etnias, el respeto a los derechos humanos… este año justo nos ha dejado ver que la humanidad se deshumaniza muy fácilmente.
Y justo Trump ha manejado discursos tan polarizadores y cambiantes, que es difícil predecir si el ánimo popular anti-migratorio y racista que despertó, será realmente el que esté detrás de su política.
Como ejemplo más cercano tenemos las palabras que emitió en su triunfo, aquél 8 de noviembre cerca de las 3 de la mañana, en la que apelaba a la unión y la conciliación. De igual forma su compostura fue muy distinta en su reunión con Obama, rescatando la necesidad de trabajar en conjunto. Pero esto contrasta totalmente con su discurso antiinmigrante y ofensivo a cualquier grupo de las denominadas “minorías”.
Algo parecido sucedió en su venida a México, cuando acá mostró un discurso solidario y justo horas después volvió a mencionar que construiría el muro divisorio en la frontera.
Tiene una práctica discursiva completamente polarizada por la que es muy difícil percibir sus reales intenciones… esto abona a agudizar la incertidumbre con respecto a qué va a suceder durante el mandato de Trump.
Y los nombres que han surgido para formar parte de su gabinete nos confirman los peores temores: tiene entre sus hombres de confianza a un reconocido personaje xenófobo llamado Steve Bannon, presidente de un sitio de noticias que abiertamente critica a los inmigrantes y difunde miedo hacia ellos.
Bernie Sanders ya ha dicho que es necesario retirar a un hombre como él de su Gabinete por la delicadeza que eso significaría para la política del país.
Pero entre tanto, terminamos el año con una fuerte sensación de inestabilidad, dudas, mucha incertidumbre hacia el futuro y un lastimado orgullo que se había congratulado con pequeños logros en materias de derechos humanos y respeto.
Será interesante ir analizando la lógica discursiva y comunicativa de Trump y su gobierno, esperando que, ante todo mal pronóstico, sus más fuertes amenazas y palabras se queden sólo en un mal recuerdo demagógico de su pasado electoral.
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