
El Obispo Juan Espinoza Jiménez se unió ayer al llamado del Papa Francisco para convocar a la comunidad religiosa y a todos los fieles a participar en una jornada de oración por la paz en el mundo, la cual se llevará a cabo de manera colectiva mañana, martes 17 de octubre, en un esfuerzo por buscar soluciones a los conflictos que afectan a diversas partes del mundo.
Durante la misa dominical en la Catedral Basílica, el prelado informó que un millón de niños en todo el mundo se unirán en la recitación del Rosario como parte de esta iniciativa papal. Además, hizo un llamado especial a las hermanas religiosas que dirigen colegios para que inviten a los niños bajo su cuidado a unirse a esta oración por la paz.
La situación internacional se ha vuelto cada vez más compleja, con conflictos no sólo en Israel y Gaza, sino también con la participación de otros países, lo que plantea la posibilidad de una tragedia mundial.
El Obispo hace un llamado a todos a orar para que Dios detenga la ira y el mal y para que las partes involucradas en los conflictos puedan encontrar una vía de diálogo y resolución pacífica. Según el Obispo, el poder de la oración puede tener un impacto significativo en estos momentos difíciles.
En la homilía, el pastor de la Diócesis reflexionó sobre el individualismo y su impacto en la sociedad contemporánea. Enfatizó la necesidad de superar los comportamientos individualistas que cierran los corazones y nos impiden compartir con nuestros semejantes.
El Obispo de Aguascalientes hizo hincapié en la visión de Dios, un sueño de unidad en el que todos sus hijos participen plenamente, sin exclusiones ni sufrimiento. Este sueño sólo se hará realidad cuando reconozcamos la presencia de Dios entre nosotros y podamos experimentar la alegría y la salvación que Él nos ofrece.
Finalmente, el prelado enfatizó que la invitación de Dios se extiende a todas las personas, sin discriminación, y que Jesús vino para recordarnos la universalidad de la creación y el plan salvador de Dios. La discriminación y el exclusivismo, concluyó, van en contra del verdadero plan de Dios, quien es el Padre de todos y promueve un camino de fraternidad y riqueza compartida.