
Al celebrar la eucaristía por el Cuarto Domingo de Adviento, el Obispo Juan Espinoza Jiménez hizo un urgente llamado a la sociedad a impedir que nos despojen y destruyan dos tradiciones ancestrales como son: el Niño Dios y las piñatas, estos dos signos nos los han infectado por el dinero y el comercio, por hacer a un lado la fe católica, ahora se habla de Santa Claus.
“Desde hace muchos años, ya no se habla del Niño Dios, quien trae regalos a los infantes es el Niño Dios, pero nos han vendido una tradición que no es nuestra como el Santa Claus. Es imperativo que los padres de familia les hablen a sus hijos del Niño Dios, del niño que hace maravillas, del niño generoso, del niño que trae paz y alegría. No del Santa Claus que sonríe y va vestido de rojo”, enfatizó.
Durante la homilía, el Prelado expresó que es muy triste que nuestras tradiciones y raíces sean destruidas y los mexicanos no queremos que se destruyan, que nos la quiten. De ahí la importancia de poner un nacimiento en tu familia, en la parroquia, en las plazas, ya que somos una comunidad católica. “No nos pueden destruir estas tradiciones ancestrales que hemos recibido”.
Por eso, expresó que todos nos debemos ayudar para que estas tradiciones no se rompan: “pon el nacimiento en tu casa y explícales a tus niños este misterio tan bonito, donde Dios al darnos a su Hijo que le puso el nombre de Emmanuel, también conocido como Jesús, significa Dios está con nosotros y nada nos faltará”.
Luego, señaló que la piñata simboliza el pecado, y le ponen seis picos porque es imperfecta, aunque por fuera las diseñan muy bonito y con color, porque así es la tentación. El palo que la rompe significa la gracia de Dios, y por ende brotan los dulces, los cacahuates, las mandarinas, como símbolo de la victoria entre el bien y el mal. Y el bien siempre vence, aunque el pecado quiere distraer a las personas, concluyó.