
Durante la celebración eucarística con motivo de la Jornada de la Vida Consagrada en la Diócesis de Aguascalientes, el Obispo Juan Espinoza Jiménez subrayó la relevancia del carisma, la humildad y el servicio como «pilares fundamentales de la vida consagrada en la Iglesia».
En su homilía, el prelado reconoció a los asistentes como integrantes de la vida consagrada, «llamados y consagrados, bendecidos con un carisma que enriquece y embellece a la Iglesia». Puntualizó que este carisma supone un compromiso eclesial que supera las fronteras de las instituciones individuales, ya que todos son parte de la Iglesia, la cual es diversa en colores y carismas.
El pastor de la Diócesis enfatizó la importancia de la humildad como el principal atuendo para quienes han sido llamados, consagrados y dotados de un carisma. Rememorando las enseñanzas de Jesús en el Evangelio, mencionó que la humildad es crucial para rehuir la ambición de los primeros asientos y para contribuir a la Iglesia con la riqueza singular de cada carisma.
Monseñor Juan Espinoza animó a los miembros de la vida consagrada a ser un «rostro profético de fraternidad» en una sociedad caracterizada por el individualismo, promoviendo la convivencia y el servicio altruista. Recalcó la necesidad de poner a Cristo en el centro de la vida consagrada y de demostrar a las personas la belleza de creer en Jesús y seguirlo.
CAMINO DE SERVICIO. El líder religioso indicó que la Jornada de la Vida Consagrada en la Diócesis de Aguascalientes se enfocó en la humildad, el servicio y la centralidad de Cristo en la vida consagrada, como una vía para enriquecer a la Iglesia y brindar servicio a la comunidad.