
Es una idea mal vendida al Gobierno Municipal de Aguascalientes que gravar las donaciones y las herencias contribuirá a disminuir la desigualdad de oportunidades, porque el capital está concentrado y sus rendimientos son cada vez más altos, señaló el notario público Jesús Eduardo Martín Jáuregui.
Eso sucede, aseguró, quizá en algún país europeo, pero no en Aguascalientes, y la medida tampoco atenúa las “brechas intergeneracionales”, ni otorga ventaja alguna sobre los asalariados, pues éstos también alguna vez recibirán herencias de sus padres, agregó.
En ese contexto, cuestionó que las herencias familiares se reducirán a partir del próximo año, y las donaciones ya no lo serán a cabalidad, pues habrá que pagar impuestos por ellas. Ambos casos son por decisión del alcalde Leo Montañez, en su pretensión de gravar dichas operaciones a razón del 1.2%.
Consideró insuficiente el argumento de que el Gobierno de la ciudad necesita recursos para obras prioritarias, ya que hay dos cosas claras para los habitantes de Aguascalientes: por un lado, el dispendio que hace la Presidencia Municipal en actos superfluos, y por otro, la baja calidad de algunos servicios por una inadecuada administración, subrayó.
En ese sentido, reconoció que, si bien los impuestos no son populares, lo cierto es que todos estamos obligados a contribuir al gasto público. Los organismos tienen señaladas en ley sus funciones y los principios que rigen las contribuciones, así que ignorarlas nos conduce a la ilegalidad, inequidad e injusticia.
Martín Jáuregui recordó que el ISABI es un impuesto por gastar y el predial es un impuesto por tener. Ambos son inequitativos, ya que no gravan una ganancia, sino un dinero que ya pagó impuestos, y el Ayuntamiento recauda ambos.
En resumen, expuso que “no está el horno para bollos” para argumentar que sólo se cambia una tasa, cuando en los hechos lo que se hace es lesionar a esposos, padres, hijos y nietos.