Por: Daniel Amézquita
El paso de la modernidad, entre la era analógica y la digital, trajo consigo cambios que se manifiestan e influyen directamente en la industria del entretenimiento.
Las modificaciones en los medios de comunicación sucedían paulatinamente, poco se habían transformado de la mitad del siglo pasado a finales del mismo, incluso a principios de éste, la vertiginosidad y trascendencia actual en materia de ciencia y tecnología nos han dotado de herramientas en todos los ámbitos, incluyendo ampliamente el entretenimiento, planteando retos en materia de contenidos, interactividad, plataformas y financiamientos.
Desde los medios digitales en que se han convertido los periódicos, revistas, cine, televisión, radio y contenidos vía streaming, hasta la inmediatez y velocidad con que viaja la información, han jugado un papel esencial en el crecimiento de la industria del espectáculo. Ahora se puede acceder a ellos de manera instantánea y ver una película en donde se quiera estar o, en su caso, seguir la transmisión de un concierto que sucede en una sala a miles de kilómetros de distancia.
Las nuevas plataformas tienden a crecer y a arriesgarse más en la generación de contenidos con el fin de ser más competitivos y satisfacer la demanda, de manera paralela las capacidades y talento de los generadores de espectáculos, arte y cultura, cuyo quehacer tiene como prioridad la calidad de las propuestas.
La innovación ahora se acentúa en que empresas editoriales, musicales, teatrales y de difusión y gestión sepan actualizarse y convivir en un efecto multiplicador.
Habitamos una era en la que nos faltaría tiempo para asistir a toda la oferta de entretenimiento, económicamente es imposible el acceso total. La sobreoferta puede llegar a ser abrumadora para el consumidor, por ejemplo, tenemos a las productoras de videojuegos que gracias a la portabilidad, es decir, a la implementación de aplicaciones en los teléfonos móviles, necesitan constantemente enriquecer las propuestas para que el usuario se vea alentado a descargar, jugar y comprar. A su vez, la dinámica mercadológica incita a desarrollar cada vez nuevos y mejores productos y eventos que correspondan con las necesidades de innovación de los consumidores inmediatos que llegan a reportar compras de 60 mil millones de dólares al año.
En el basto mundo de la industria del espectáculo, la música juega un papel de suma relevancia, las plataformas digitales han dado un vuelco a la forma en que accedemos a la música y han sustituido los dispositivos como el disco y el cassette por otros de mayor capacidad y portabilidad, por lo tanto no sólo la venta de música es un negocio para esta industria, sino la creación de espectáculos en vivo cada vez más sofisticados que brinden una mejor experiencia a los espectadores. La masificación se refiere, por ejemplo, a los festivales musicales, ante la avasalladora oferta, el espectador puede presenciar sus conciertos favoritos en un solo festival y por un precio mucho menor que asistiendo a cada uno de ellos individualmente. El reto es que la masificación sea igualar la cuantificación en calidad y diversificar las propuestas.
En los mismos términos las empresas que proporcionan estos servicios van en constante aumento gracias a la demanda, los eventos sociales, empresariales, académicos o artísticos son una fuente principal de empleos indirectos, en México, cerca de un millón de estos sucesos se realizan al año, por lo tanto el reto es publicitario y de productos, ofrecer el mejor servicio con el mejor equipamiento y personal, y que la marca sea reconocida y permee sin detrimento del protagonismo del contenido. Es un reto de visión periférica atender una gran demanda con una amplia oferta.
Podemos constatar que el desarrollo de talentos aún se mantiene como uno de los retos más difíciles, tenemos como ejemplo a la industria deportiva que ante la inflación de los costos de jugadores, en el caso del futbol, se necesita más que nunca que los propios equipos desarrollen a sus jugadores desde la infancia, con esto se compromete la industria a ofrecerles educación, infraestructuras y atención física y psicológica, todo con innovación y tecnología de punta, con ello aparte de que se promueve el talento local, se logra un equilibrio en las finanzas de la industria que cotiza más de 2 mil millones de dólares. Así también en algunos deportes se necesita de una vigencia continuamente renovada por el hecho de que lleguen nuevas ofertas y desbanquen a las ya existentes, como fue el caso de la lucha libre por las peleas de artes marciales mixtas.
El reto mayor tanto de los productores y consumidores es favorecer a los artistas locales mediante la creación e impulso de talentos a través del diálogo interdisciplinario en aras del beneficio mutuo entre todos quienes hacemos la industria, algo que no se cambia con tecnología, es ejercer la crítica propositiva, así como exigir más y mejores contenidos. Tenemos en nuestras manos la manera de ejercer nuestro derecho de esparcimiento. Estos retos vislumbran más y mejores propuestas en una nueva era para el entretenimiento.