El mundo en el que vivimos está influenciado totalmente por el pensamiento occidental, ese pensamiento emergido en la Europa antigua, la cual a través de diversos imperios se extendió por gran parte del mundo, en el caso latinoamericano fue a través del descubrimiento del continente americano y el aniquilamiento de las culturas originarias, las tres principales civilizaciones: Aztecas, Mayas e Incas, fueron aniquiladas o absorbidas y con ello se implementó la visión occidental a lo largo del territorio americano.

Si bien hay un modelo de desarrollo predominante, no se puede negar que, en crisis, el capitalismo sigue sin resolver grandes problemas de la humanidad, como lo concluye Noah Harari en su libro Sapiens: “Hace 70,000 años, Homo Sapiens era todavía un animal insignificante que se ocupaba de sus propias cosas en un rincón de África. En los milenios siguientes se transformó en el amo de todo el planeta y el terror del ecosistema”. Y continúa: “Lamentablemente, el régimen de los sapiens sobre la tierra ha producido hasta ahora pocas cosas de las que podamos sentirnos orgullosos. (…) ¿Hemos reducido la cantidad de sufrimiento en el mundo? Una y otra vez, un gran aumento de poder humano no mejoró necesariamente el bienestar de los sapiens individuales y por lo general causó una inmensa desgracia a otros animales”. Y también tenemos que agregar que en nuestros países, territorios y sociedades continúan monopolizando el saber europeo y occidental. Ángel Infante nos dice: “El eurocentrismo como ideología de la mundialización capitalista sostiene un único relato de desarrollo que es presentado como el camino inevitable hacia el progreso. Es una concepción productivista del desarrollo basado en la imposición de modelos de desarrollo insostenibles para los pueblos del sur y para la humanidad”. En particular, la ciencia con esta influencia eurocentrista tiene una gran dosis comercial y en veneficio de las grandes empresas trasnacionales, se pasó de realizar investigación en las universidades públicas, a tener grandes mecenas que dictan las líneas de investigación a seguir.

Ante todo ello, surgió en Latinoamérica, en particular en Brasil, una propuesta de forma de pensar distinta La Epistemología del Sur de Buenaventura de Souza, “entiendo por Epistemología del Sur la búsqueda de conocimientos y criterios de validez del conocimiento que otorguen visibilidad y credibilidad a las prácticas cognitivas de clases, de los pueblos y de los grupos sociales que han sido históricamente victimizados, explotados y oprimidos, por el colonialismo y el capitalismo globales”. (De Souza, 2009. p. 12) ¿Por qué es importante y trascendente al hacer ciencia? Pues se tiene que contemplar una epistemología que contribuya a enriquecer lo que se trabajara, que nos haga preguntarnos ¿para quiénes sirve la ciencia?, por consiguiente, ¿para qué las investigaciones que se están trabajando van a servir a la sociedad? ¿Cuál será la contribución que esta investigación puede tener para ayudar a cambiar las realidades en las que estamos en países como México o regiones como Latinoamérica? Así, con todas sus letras se tiene que decir que todo investigador de países como México y sociedades como la nuestra, tiene que asumir una responsabilidad de contribuir a mejorar las condiciones de nuestros pueblos desde nuestro trabajo.

El objetivo del presente artículo es simplemente despertar el interés por conocer más sobre la Epistemología del Sur, y al momento de generar conocimiento considerar ser conscientes de pensar desde un sur no territorial sino mental.