
Con más de un siglo de la historia industrial del Ferrocarril en Aguascalientes, y que ahora se transforma hacia un legado cultural, comercial y turístico, las Locomotoras de Vapor llegaron por primera vez a estas tierras por allá de los años de 1870 y funcionaron durante noventa años, involucrando a un incontable número de empleados que tejieron anécdotas que deben ser compartidas a las nuevas generaciones.
Hoy en día, el estado de Aguascalientes cuenta con tres de esas enormes máquinas de acero, albergadas en el Complejo Tres Centurias para su exhibición y preservación. Dos de ellas son originales y la tercera es réplica; cada una con sus características especiales, su historia, su recorrido por las vías rieleras de Aguascalientes y de todo el país.
Cuando inició la circulación de las locomotoras de vapor rudimentarias por los años 1870, todavía no existía la empresa de Ferrocarriles Nacionales de México. Este servicio era prestado por diferentes líneas férreas que contaban con diferentes ramales y gradualmente se consolidó el ferrocarril en el país, propiedad de compañías norteamericanas.
En el caso de Aguascalientes, los ramales férreos eran del Ferrocarril Mexicano de la Unión, que iba desde la estación de Rincón de Romos a la de Tepezalá, para dar servicio de pasajeros y carga a una empresa minera que operaba en aquel lugar.
También había un tramo de Aguascalientes a Caldera, a cargo del Ferrocarril Central Mexicano. Otra línea era Zarco Steel Company, que iba del complejo ferroviario hacia el cerro de la Grasa. De igual modo, se tuvo el ferrocarril de carga denominado “el Piojito”, que era de la estación San Gil en Ciénaga Grande a las minas de Asientos.
El Ferrocarril Central Mexicano gradualmente se consolidó y absorbió al Ferrocarril Mexicano de la Unión y al de Aguascalientes-Calera. Los otros ferrocarriles se detentaron con un servicio particular. En aquel entonces, los trabajadores eran norteamericanos, llámese telegrafistas, despachadores y maquinistas.
Posteriormente, en 1910, se dio la nacionalización de este servicio y surgió Ferrocarriles Nacionales de México, lo que permitió que los puestos de trabajo se abrieran a los mexicanos, con sus respectivas huelgas por parte del personal norteamericano, tiempo que fue aprovechado por los mexicanos para tomar el control férreo.
Gracias a este servicio, el estado de Aguascalientes pudo ser conocido en el mundo y consolidarse aquí mismo como una de las divisiones más grandes, con talleres de reparación y fabricación de algunos elementos, generando economía, progreso y ahora un legado histórico y turístico.
LOCOTOMORAS DE VAPOR EN EXHIBICIÓN
LA MOCHA. De acuerdo con información de las Asociaciones Civiles “Cautivarte” y “Amigos del Ferrocarril”, la primera Locomotora de Vapor que se construyó en Aguascalientes se le identifica como la número 40, inaugurada entre 1910 y 1913; ésta permitió que los Talleres Rieleros avanzaran en el proceso de fabricación de otras máquinas de vapor en la entidad.
Además, esta Locomotora era conocida como “La Mocha”, porque su tender o carbonera estaba inclinado y eso favorecía que fuera muy veloz. Y fue utilizada en maniobras de patio. A pesar de que esta locomotora fue deshuesada hace varias décadas, Aguascalientes construyó una réplica de la 40, estilo maqueta a escala real, a cargo del entonces gobernador Felipe González González, y en actualidad se exhibe en el Corredor Tres Centurias, en las inmediaciones del Salón Locomotoras.
Aguascalientes es una de las pocas entidades de la República Mexicana que tiene tres Locomotoras de Vapor, así como una réplica miniatura exhibida en el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros del Estado de Aguascalientes.
LA NIÁGARA. La segunda Locomotora de Vapor, exhibida en Aguascalientes, se le conoce como “La Niágara”, con el número de serie 3025, la cual fue fabricada en Estados Unidos, en 1946, fue una de las últimas máquinas que trajeron a México, y la cual sirvió para el transporte de pasajeros y en ocasiones también para el servicio de carga. Salió de servicio en 1963.
La imponente “Niágara”, recientemente fue rescatada de su abandono en el Parque Rodolfo Landeros Gallegos y ahora puede ser observada como uno de los patrimonios del Estado de Aguascalientes, en el Complejo Tres Centurias, que es el lugar icónico de los Talleres del Ferrocarril de Aguascalientes.
LA HUDSON. La tercera Locomotora de Vapor es la “Hudson”, con el número de serie 2708, la cual todavía operó entre los años 1930 y 1960, y muchos la relacionan con su maquinista “El Elegante”, porque era un hombre que siempre llegaba con su traje blanco y su sombrero; quien luego se ponía su overol y se subía a su máquina.
Esta Locomotora de Vapor está en exhibición desde los años de 1960 y 1970, en la Estación de Tren. Esta máquina prestó servicio en la División del Bajío, en la ruta de Aguascalientes-Irapuato-Salamanca, tanto de carga como de pasajeros.
Las cuatro Locomotoras de Vapor se encuentran inventariadas y catalogadas en un clasificador internacional de máquinas de vapor, tanto como originales y réplicas.
La vida ferrocarrilera de Aguascalientes tiene sus antecedentes y resulta atractiva e interesante para ser abordada en estas líneas, porque en el año de 1909, el personal que manejaba el movimiento de los trenes en México estaba conformado en su totalidad por norteamericanos. Se consideran tres etapas de la mexicanización de los ferrocarriles.
LOS TELEGRAFISTAS
La primera inició con la instrucción del Gobierno Federal, a través de la empresa Ferrocarriles Nacionales para crear los puestos de “copiadores” o aprendices de Despachadores, ocupando a telegrafistas mexicanos para conocer el sistema que se manejaba en el movimiento de los trenes.
Los norteamericanos disgustados porque les querían quitar los puestos de poder, recurrieron a todas las maniobras imaginables para eliminarlos, y el esfuerzo máximo de agresividad fue el emplazamiento a huelga para estallarla el 17 de julio de 1909, exigiendo la supresión de los aprendices de Despachadores, quienes ocupaban los puestos conforme quedaban vacantes.
Sin embargo, el personal extranjero no contó con que Felipe Pescador, secundado por Carlos Campacós, Alfredo Valdivia, Benjamín Méndez, Francisco Pérez y varios más, prepararó un nutrido grupo de telegrafistas que no dudaron de sus conocimientos y se subieron a los trenes, asumiendo sin problemas el sistema ferroviario.
JUNTA PATRIÓTICA
La segunda etapa de la mexicanización culminó el 17 de abril de 1912, cuando los maquinistas y conductores extranjeros declararon otra huelga por habérseles negado, entre otras peticiones, el uso del idioma inglés oficial.
La Junta Patriótica Nacional Ferrocarrilera, la Unión de Conductores, Maquinistas, Garroteros y Fogoneros, con el apoyo del Gobierno Federal, contrarrestaron la huelga, reemplazando a mil trenistas extranjeros, incluidos superintendentes, jefes de trenes, inspectores de maquinistas, mecánicos y mayordomos, donde los mexicanos cumplieron impecablemente con sus tareas.
ADIÓS A LOS EXTRANJEROS
La tercera etapa de la mexicanización tuvo lugar el 14 de abril de 1914, el desembarco de tropas norteamericanas en Veracruz provocó la salida del país de 41 funcionarios y jefes extranjeros que todavía trabajaban en los Nacionales de México, quienes inmediatamente fueron sustituidos por personal mexicano, tocando al señor don José de Echegaray ser el primer Gerente General de la empresa.
“LA CUARENTA”
En ese proceso de mexicanización de los ferrocarriles, el servicio se prestaba con máquinas de vapor. La Locomotora de Nacionales de México (N. de M.) es un ícono en la historia de este medio de transporte, ya que fue la primera hecha en México, específicamente en los talleres de fuerza motriz de Aguascalientes. La número 40 fue puesta al servicio el 27 de julio de 1913, su costo fue de 17 mil 822 pesos con 90 centavos, y su tiempo de construcción fue de cinco meses.
Con excepción de la lámina, ruedas y tubería que fueron importadas, el resto de los materiales se fabricaron en sus talleres; esta locomotora pone en relieve una nota aislada de actividad industrial en la plenitud de la lucha revolucionaria que parecía interminable.
La inauguración de la locomotora N. de M. 40 fue en el andén de la estación de Aguascalientes, el domingo 27 de julio de 1913 a las 10:00 horas.
La locomotora N. de M. 40 se exhibió durante algún tiempo en una exposición en la estación de Buenavista, en el año de 1917, y testificó la importancia de los primeros talleres del sistema, los de Aguascalientes. Se dice que esta locomotora era muy rápida, por lo que se generó el dicho para referirse a alguien que caminaba rápido o corría, se le decía “vas hecho la mocha”.
HUDSON 2708, “LA HIDROCÁLIDA”
Se le conoció también como “La Burrita”. Es una locomotora de vapor tipo Hudson 4-6-4 fabricada por la ALCO, en E.U., en 1937, que prestó servicio a Nacionales de México con el número 2708 hasta el año de 1964 y seis años después fue colocada en su lugar actual. Únicamente se importaron 12 locomotoras como ésta en la década de los 30.
Trabajó principalmente en la ruta Aguascalientes-Irapuato, en servicio mixto trenes 237 y 238 con tres carros de pasajeros, dos de carga y el cabús. Se dice que el legendario maquinista de nombre Cornelio Cerecero, apodado “El Elegante”, fue el operador de esta locomotora. Actualmente se ubica en la explanada de la antigua estación de locomotoras.
“LA NIÁGARA” 3035
Con el surgimiento del negocio de transportación de pasajeros en los años de 1920, la mayoría de las compañías de ferrocarriles fueron obligadas a operar trenes extra, simplemente porque las locomotoras en uso solamente podían jalar 12 carros. Fue debido a esa necesidad que estas locomotoras «súper poderosas» fueron desarrolladas y, de ellas, las que tenían el arreglo 4-8-4 fueron las más numerosas y ampliamente utilizadas.
El arreglo 4-8-4 fue la última configuración de ruedas de la locomotora de vapor moderna de pasajeros y de trenes rápidos de carga. El arreglo de 8 ruedas motrices podía ser utilizado en casi todas las líneas principales de Norte América y, con diámetros de hasta 80 pulgadas, se lograban velocidades muy razonables. El truck trasero soportaba un quemador más grande para obtener los niveles de vapor requeridos. Las cuatro ruedas delanteras (Pony Truck) completaban la mejor combinación para su manejo.
RÉPLICAS PARA LA MEMORIA
En los talleres de Aguascalientes también se construyeron réplicas a escala de diferentes modelos de locomotoras –vapor vivo–, un ejemplo de ellas es la ubicada en la sede del sindicato ferrocarrilero en la calle Madero.
Se tiene información de 8 réplicas de locomotoras que fueron construidas en la entidad a inicios de los ochenta y actualmente sobreviven algunas, un ejemplo es la que se ubica en un parque de Veracruz.