Prof. Flaviano Jiménez Jiménez
El lobo y el perro
Una vez un lobo muy flaco llegó caminando hasta las afueras de un pueblo. Ahí se encontró con un perro gordo y le preguntó: / _ Cuéntame, perro, ¿dónde consigues la comida? / El perro le contestó: _ La gente nos la da. / ¡Ah, claro! _ dijo el lobo _ Seguro ustedes deben prestarle servicio difícil y especial a la gente. / Y el perro le contestó: _ No, nuestro servicio no es difícil. Sólo cuidamos los zaguanes en la noche. / _ ¿Y nada más por eso los alimentan tan bien? _ replicó el lobo_. Pues yo me haría parte de tu servicio enseguida, porque para los lobos no es nada fácil conseguir alimento. / _ Pues si quieres, ven _ dijo el perro _. Seguro que a ti también te alimentará el amo. / El lobo se alegró y se encaminó con el perro dispuesto a servir a la gente. / Cuando estaba por pasar la entrada, el lobo notó que el perro tenía pelada la piel del cuello. Entonces le dijo: / _ Oye, perro, ¿por qué tienes eso? / Ah, esto, no es nada _ contestó. / ¿Cómo que no es nada? / _ Sí, no es nada más que por la cadena. Como todo el día estoy amarrado, pues la cadena me ha pelado un poco la piel del cuello. / _ ¿La cadena? Entonces, de ser así, yo me regreso, perro _ dijo el lobo_. No me iré a vivir con la gente. Puede ser que nunca sea tan gordo como tú, pero por lo menos soy libre.
La libertad es lo más precioso que tienen los seres humanos. El estudio nos prepara, nos hace más capaces, y eso puede permitirnos ser libres. Siempre que también tengamos la voluntad de decidir por nosotros mismos lo que queremos hacer. (León Tolstoi)
El rey y el halcón
GenghisKhan fue un gran rey y un gran guerrero que conquistó numerosas tierras. En todos los países la gente hablaba de sus hazañas y decían que, desde Alejandro Magno, no había habido otro rey como él. / Una mañana cabalgó hasta el bosque para cazar. / Posado en su antebrazo el rey llevaba a su halcón favorito, ya que en esos tiempos los halcones eran entrenados para cazar. / Había sido un día caluroso y el rey estaba sediento. Su halcón había abandonado su brazo y alzado el vuelo. / El rey cabalgó pausadamente. Recordaba haber visto un arroyo cerca de ese camino. ¡Si pudiera encontrarlo! Pero el calor había secado todos los riachuelos de las montañas. / Por fin, vio un hilillo de agua que se deslizaba por la hendidura de una roca. Tenía tanta sed que apenas podía esperar; colocó un vaso y cuando estuvo casi lleno, el rey se dispuso a beber. / De repente, un zumbido cruzó el aire y el vaso cayó de sus manos. El agua se derramó por el suelo. / El rey levantó la vista para ver quién había provocado el accidente y descubrió que había sido su halcón. / El ave pasó volando unas cuantas veces y finalmente se quedó posado en las rocas cerca del manantial. / El rey se puso furioso, volvió a llenar el vaso. Pero antes desenfundó su espada. / _ Ahora, señor halcón _ dijo_ no volverás a jugármela. / Apenas había pronunciado estas palabras, cuando el halcón se dejó caer en picada y derramó el agua otra vez. Pero el rey lo estaba esperando. Con una rápida estocada, alcanzó al halcón. / El pobre animal cayó mortalmente herido a los pies de su amo. / _ Esto es lo que has conseguido con tus bromas _ dijo el rey. / “Tendré que beber directamente de la fuente”, pensó. / Entonces se dirigió al lugar de donde procedía el agua. No era fácil, y cuanto más subía, más sediento estaba, pero por fin llegó. / Encontró un charco de agua. Pero allí, justo en medio, estaba muerta una enorme serpiente de las más venenosas. / El rey se paró en seco y olvidó la sed. Sólo podía pensar en el pobre halcón muerto tendido en el suelo. / _ El halcón me ha salvado la vida _ exclamó _, ¿y cómo se lo he pagado? Era mi mejor amigo y le he dado muerte. / Regresó, levantó al ave con suavidad y lo puso en su morral de cazador. Entonces montó en su corcel y cabalgó velozmente hacia su casa. Y se dijo a sí mismo: / _ Hoy he aprendido una triste lección: nunca hagas nada cuando estás furioso. (James Baldwin)(Antología, primaria, SEP).