
Estimados lectores, continuamos con la serie de entregas en las cuales hemos reflexionado acerca de la fuerza institucional con la que cuentan los organismos operadores y los propios municipios con relación al sector servicios de agua potable y saneamiento. Lo anterior, porque les he compartido las reflexiones respecto a la pertinencia de la remunicipalización de los servicios de agua en el caso Aguascalientes. Este caso realmente es de estudio, principalmente es un ejemplo de lo que “no se debe hacer” y no me refiero a la adopción de la figura de concesionar servicios, que erráticamente mueve los esquemas mentales y anticipa a varios en adelantarse sin reflexionar que eso es privatizar.
Digo que erráticamente, porque el agua no se puede privatizar, el agua es un bien nacional, que el agua puede tener procesos y se envasa. Y comienza la letanía de condenas en contra incluso de la industria de bebidas, entonces, bajo esa lógica, el vendedor ambulante de aguas frescas, que es un privado lucra vendiendo agua a un precio que puede equivaler a medio metro cúbico sea 15 o 20 pesos, si tomamos como referencia que un metro cúbico tiene un costo de 30 pesos, si mi comparación es frívola, también son frívolos los argumentos que condenan la participación privada.
También el hecho de que condenan la privatización y por otro lado fomentan la idea para que una comunidad sea propietaria del agua, con ello se da lugar a que incluso no la compartan con las poblaciones vecinas, eso mis estimados lectores, también es privatizar, lo malo es que si participa una empresa, los resortes ideológicos saltan sin freno y condenan, porque el agua es de la nación, de nadie más.
Hace dos semanas transcribí los criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en los cuáles reconoce a las autoridades del agua, tanto de la competencia federal, estatal y municipal, así como de los organismos públicos descentralizados, también llamados paraestatales en lo federal y estatal, así como paramunicipal en el ámbito municipal.
Les anticipé que esta figura padece de las confusiones de las propias autoridades que lo toman como “nichos de poder” y “pago de favores electorales”, olvidando, que un OPD (organismo público descentralizado) es un ente con patrimonio y personalidad jurídica propia, su autoridad administrativa es un director o gerente general que debe fungir como en la empresa que denomina con el anglicismo de CEO: “Chief Executive Officer”. Pero en un descentralizado su máxima autoridad es un Consejo directivo, junta de gobierno o como se le quiera denominar por parte de la ley que lo creo, o mejor dicho es un órgano de gobierno, quien lo rige, no el titular del Ejecutivo sea Federal o Estatal, esta concepción y práctica es la que ha llevado en un 99.9% al caos a los OPD.
Lo que sí existe en el ámbito legal, es una armonización que desde la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (también la estatal) y la Ley Federal de Entidades Paraestatales llamada sectorización a través de una secretaría del ramo (energía, medio ambiente, salud, etc.) que asumirá la función de ser “cabeza de sector”, buscando la coordinación de las políticas públicas, la aplicación y ejercicio de las acciones gubernamentales, evitando una anarquía, y esto lo sostiene la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Estos organismos están en un tránsito hacia una autonomía, que técnica pueden tenerla, pero la práctica del poder en México lo impide, pues los titulares del Ejecutivo Federal y estatales, lo pervierten del modo que ya anuncié, la manipulación de los miembros de los consejos directivos también desde los poderes ejecutivos da golpes a la funcionalidad.
Recapitulando, mis queridos lectores, los organismos públicos descentralizados al igual de los órganos autónomos, estos últimos en su mayoría, son víctimas del poder que no les permite ejercer su autonomía convirtiéndose ésta en una fantasía (por eso es tan importante defender lo que representa el INE), lo he manifestado en nuestro país y Aguascalientes no es la excepción, existe la simulación.
Ahora bien, ¿Es posible remunicipalizar y obtener éxito garantizando servicios de agua de primer nivel? No, de poder remunicipalizar es posible, porque nuestras autoridades que están acostumbradas a gobernar por “decreto” creen en la magia de ello, pero de que funcione no existe garantía y las posibilidades de lograr éxito son nulas bajo escenarios fríos y factibles. Principalmente porque lo que existe en México y como mencioné, Aguascalientes no es la excepción, es que no existen gobiernos robustos, no contamos con instituciones robustas, lo que existe son grupos de poder o políticos que son robustos, por eso llegan al poder o se mantienen en él. La clase política se ha esmerado en ser fuerte pero no en fortalecer las instituciones. Por esta razón comparar como lo han dicho “expertos de ONU” y decir que si en el Estado de California o Canadá fueron exitosos, es porque allá los gobiernos son robustos, no sólo los grupos políticos. De ahí el por qué los servicios públicos de agua en los casi 2 mil 500 municipios son emblema de fracaso.
Continuamos la siguiente semana. No olviden la importancia de emprender acciones que permitan que en México y Aguascalientes el agua nos alcance.
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